jueves, 28 de noviembre de 2024

1163. DON NARCISO DIJO WOOF, BOW WOW, RUFF. UN JUGUETE EN TRES ESCENAS (II)


SEGUNDA ESCENA

 

Encerrado con los suyos en  precioso contubernio, escondido en lo más profundo de Palacio, don Narciso, el capo, en silencio, se mira  y admira en la gran pantalla, regalo de Dana, el empresario conseguidor, y respira; se reconoce, es bello, es elegante y hermoso; eleva la cabeza y ladra: woof, bow wow, ruff, trump, trump, woof; los demás se miran y lo admiran, no lo entienden. Don Narciso lo disfruta, pobres, son incultos, me necesitan, y repite, ahora más claro: guau, guau, guau, triunfo, triunfo, guau, guau, guau.

Casca, el juez antes digno, ante tanta listura y  belleza, no lo puede evitar, olvida su cita, se siente hombre y proclama: ¡muy bien, muy bien don Narciso, vamos a por ellos, tengo la cárcel preparada, lo sabes todo y, mejor o peor, siempre ganas!

Gafitas, retorciendo su collar con orgullosa alegría, ¡ha valido la pena!, ¡está en el contubernio!,  no entiende nada, pero mira y admira, ¡está con dios!, si hay que rezar rezo, si hay que mentir miento, por este hombre, por don Narciso cualquier cosa, hasta ir al infierno. Y saltando, por la emoción sin poder emitir palabras, exhala largos qrititos, muy agudos, bien afilados, cual cuchillos.

Retaquito, fea y  deslenguada, ha disfrutado la arenga, ¡parece que la he escrito yo!, y, muy contenta exclama; ¡Sí, mi capo, eres el más listo y tienes razón, vamos a ganar esta guerra, es hora de sacar los tanques, de usar los cañones, de volar los aviones, mientras tu llenas de flores y regalos, solo para nuestros, la televisión!

Miocardia, arpía ella, curandera y salada, vestida de lujo, ocultas en  guantes sus manos quemadas, al escuchar a don Narciso, ha recobrado la esperanza, y aplaudiendo con las orejas, proclama: ¡qué listo eres don Narciso, de todo nos salvas! ¡Yo seguiré tus instrucciones, seguiré con ahínco llenando la bolsa y riendo tus elocuentísimas gracias!

Maldad la bruja fea, la más arpía, piensa: ¡es verdad lo que dice, pero no me creo nada! Recuerda a Tula, la arpía alta, rubia y tartamuda, siempre preocupada por los pobres y por la pasta; y a Juco, el fullero, bien peinado; el capo les mandó a casa. Y, por si acaso, sonríe, se hace invisible, se sube a la escoba, da tres vueltas por el techo de la sala, aterriza y, muy sonriente, exclama: ¡Muy bien don Narciso, eres el más listo, si tú lo dices será verdad, y ya los tenemos jodidos, sí es sí, don Narciso, que los tenemos jodidos!

El Judas serio y callado, se dice en silencio: ¡Lisardo, que va siendo hora!, ¡que  no me descubra!, ¡que  no hay más remedio!, ¡que ya no es  cosa de precio!, da un salto y exclama: ¡perfecto mi capo! ¡a por ellos!

Ña, la enamorada, elegante y sinuosa, embelesada, se aproxima a don Narciso, con una mano le acaricia una oreja mientras al oído le reza: ¡muy bien mi bello amor, muy bien mí corazón, mis ideas, tus ideas, son lo mejor. Pero, no lo olvides, haz  que Judas, Retaquito y el  Gafitas hagan su labor y, enseguida, ni un duro, y al paredón. ¡Cuánto te amo mí Narciso, mí adorado amor!

Don Narciso sonríe, se siente bello, es el más listo, hace un gesto, todos salen del contubernio y, a solas, vuelve la mirada a la televisión, la imagina no apagada, levanta la cabeza y, mirando al cielo, ladra: woof, bow wow, ruff, trump, trump, woof, guau, guau, guau, triunfo, triunfo, guau, guau, guau, guau, guau, guau, triunfo, triunfo, guau, guau, guau, ¡Soy como Dios!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sarcasmo inteligente 👍😉