miércoles, 6 de marzo de 2013

486. EN LA MUERTE DE HUGO CHÁVEZ


El caudillo bolivariano Hugo Chávez Frías, a los 58 años de edad, en un hospital de Caracas, tras 14 años en el poder absoluto,  ha muerto.

Sin lugar a dudas es un acontecimiento histórico para Venezuela,  para  América y  acaso para muchos países del mundo.

Sin entrar en sus  dotes personales, extraordinarias sin duda, en su pensamiento político, en sus ideales socialistas  ni tampoco en  lo que ha conseguido, mucho o poco,  en el ejercicio del poder, pienso que, al igual que la mayor parte de los dictadores (Hitler, Stalin, Mao,  Franco, Musolini, Cesar o Castro) ha despertado, en los suyos, inmenso aprecio  y en sus enemigos desprecio, animadversión e incluso  el  odio más profundo.

Aún es imposible conocer la herencia que deja Hugo Chávez Frías en Venezuela. Tampoco sabemos qué quedará mañana de su obra,  ni  si sus  ideas durarán  lustros o se apagarán  en cuatro días, como se han apagado las que alumbraron los años de poder absoluto de tantos y tantos dictadores del pasado.

Hoy, sus partidarios, millones de venezolanos llenos de pena, lloran la muerte de Hugo Chávez  y viven  la  tristeza llenos de miedo y esperanza, mientras  tres o cuatro  presidentes  se disputan  sucederle en el liderazgo del Alba.

Y al mismo tiempo, hoy, otros millones de venezolanos, sin pena alguna, disimulan su alegría, llenos también de miedo y esperanza, mientras otros presidentes americanos sueñan la desaparición para siempre de  la memoria de Hugo Chávez, de su poder y  su liderazgo.

Han pasado muchos años desde que en noviembre de 1975 vi, a la muerte de Franco, parecido dolor, parecido miedo y parecida esperanza a la que sienten hoy los venezolanos y pido a Dios, como  rezábamos entonces los españoles  y   Hugo Chávez Frías en sus últimos días, lo mejor para  los venezolanos y  para Venezuela. 

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