domingo, 25 de octubre de 2020

893. DE LA NUEVA NORMALIDAD 37

DEL DISCURSO DEL SEÑOR CASADO EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS 

 

Acaso porque no soy experto en estrategia política y, menos aún, en las muchas tácticas, limpias, sucias o neutras que usan los partidos políticos para obtener de los ciudadanos los votos que necesitan para alcanzar el gobierno de España, antes de comentar el discurso del señor Casado, el pasado día 23 de octubre de 2020, en el Congreso de los Diputados, no he tenido más remedio que dedicar un tiempo a reflexionar sobre la situación en el entorno social para tratar de comprender  lo que visto y he escuchado decir al líder el Partido Popular, en el marco de la moción de censura que, contra el doctor Sánchez, presidente del Gobierno, presentaba el señor Abascal, del partido VOX. 

En primer lugar, España es “un país de izquierdas”, lo avalan, además de los resultados electorales de muchos años, varios estudios sociológicos que, en mi opinión, son serios, imparciales y rigurosos. Tan es así, que personas cualificadas del Partido Popular consideran que “la derecha”, en votos, tiene su tope absoluto en el 45% de los españoles que participan en las Elecciones Generales. 


Por ello, he analizado algunos datos y comparto algunas de mis conclusiones:   

  • “Las derechas” españolas puede decirse que alcanzan, sociológicamente, un total máximo del 40%, distribuido de la siguiente forma: 5% la derecha “nacionalista”, 15% la derecha “dura”, 20% la derecha “moderada”, que corresponderían, en términos de partidos, al PNV y las siglas catalanas herederas de CIU, VOX y PP.
  • El “Centro”, sociológicamente entre liberal y socialdemócrata, con un monto máximo del 10%, dividido por la mitad, entre votantes “de centro  derecha” en CS y votantes de “centro izquierda” que carecen de siglas propias y se enmarcan en el ala derecha del PSOE.
  • “Las izquierdas” españolas, que, también sociológicamente, incluyen al 50% de la población; 30% el socialismo “moderado” (excluimos el 5% de “centro izquierda”) y el 15% de “comunistas”, incluidos en PODEMOS y sus varios apéndices; más otro 5%, de izquierda “nacionalista”, donde, entre una nube de siglas, se encuentran la ER y el BNG.

Así, con estos números, olvidando por un momento la incidencia, por otra parte importantísima, del método D'Hondt, la suma de “las izquierdas”, incluyendo el “centro izquierda” y, sin incluir las nacionalistas llega al 50%, suficiente para gobernar. Y, si  la suma de “las derechas”, incluyendo el “centro derecha”, alcanza un total del 40%, es evidente que para llegar al 50% necesita el 5% del “centro izquierda” y  un poco de apoyo de los  “nacionalistas”, es decir, lo tiene muy difícil; solo si un gobierno “de todas las izquierdas” lo hace muy, muy mal, y en las siguientes elecciones los votantes de “centro izquierda” pasan a votar en  la derecha (centro derecha o derecha), otro buen número de votantes de izquierdas se abstiene y las derechas consiguen un poquito de ayuda nacionalista, el bloque de derechas podría gobernar.

En segundo lugar, debemos recordar que el doctor Sánchez, junto a su gobierno, además de ser un desastre en la gestión de los asuntos públicos, es de natural trapacero y mentiroso, y está arruinando la economía y el prestigio de España. Esto, lógicamente, si se mantiene igual de mal, puede llevar a que dentro de tres años, se den las condiciones para que, si las derechas van unidas, consiguen los votos de los centros, derecha e izquierda, y un poco de apoyo nacionalista, puede hacer que el actual gobierno social comunista deje paso a otro de derechas o, acaso a una Gran Coalición de moderados de derechas y moderados de izquierdas, PP y PSOE.

En tercer lugar, y creo que es importante, más o menos 11 millones, el 30%, de los españoles, con derecho a voto, suelen quedarse en su casa o, solo unos pocos, votan blanco o su voto es nulo. Es decir, 30 de cada 100 ciudadanos no encuentran en las elecciones el suficiente aliciente que requiere votar por unos u otros candidatos. Y, me hago una pregunta, ¿los políticos están interesados en conseguir los votos de la gente que se abstiene? Y si estuvieran interesados, ¿por qué no consiguen sacar de la abstención a sus potenciales votantes?, en cualquier caso, no dice mucho de la eficiencia de los políticos en su faceta de “vendedores” de sus ideas, proyectos o personas.

En cuarto lugar, decir que, en los dos últimos años, VOX, un partido de derechas, hasta ahora no fascista, nacido del Partido Popular, con un discurso europeísta y, aunque radical, dentro de los parámetros de la Constitución, ha atraído la simpatía de muchos ciudadanos de la derecha y ha arrancado un buen puñado de votos al Partido Popular, al que acusa de ser “la derechita cobarde”, que no defiende a España ni a los españoles de las tropelías e infamias de los nacionalistas y del gobierno social comunista del doctor Sánchez,  que está tratando de convertir nuestro país en una república populista y bananera, tipo nueva Venezuela. Y, además, sociológicamente, los votantes de VOX viven y conviven en sus hogares con votantes y simpatizantes del Partido Popular y que, hasta el día del discurso del señor Casado, tanto unos como otros, se han considerado hermanos. Ah, lo olvidaba, para el señor Abascal, la moción de censura era una muy buena ocasión para captar votantes del PP descontentos con la línea “débil” del señor Casado.

Para terminar esta larga introducción, añadir que, ya en el curso de la moción de censura, el señor Abascal, líder de VOX, pronunció un discurso en el que además de críticas lógicas y bien merecidas al doctor  Sánchez y a su gobierno, lanzó un claro y contundente alegato nacionalista y antieuropeo más próximo a los populistas radicales del centro y del Este de Europa que a los moderados demócrata cristianos, liberales  y conservadores que, junto a los socialdemócratas, han gobernado con éxito, desde el final de la segunda guerra mundial, y han hecho la Europa que hoy tenemos.

Pues bien, ahora, luego de las anteriores reflexiones, pasemos al discurso del señor Casado en la moción de censura de VOX al doctor Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Para comenzar: hay que reconocer y aplaudir al señor Casado por su oratoria; ha pronunciado un magnífico discurso que, por su forma, es el mejor que se ha escuchado en el Congreso de los Diputados en los últimos años y que merece, por ello, entrar en el pequeño grupo de los grandes oradores parlamentarios.

Y, enseguida, entiendo que es imprescindible resaltar la absoluta crueldad con que ha tratado al señor Abascal, y, debo decirlo, he llegado a sentir dolor y casi vergüenza ajena, al escuchar las acusaciones, con palabras, durísimas, que ha usado para reprochar al líder de VOX  hechos de su pasado personal  y comportamientos políticos del presente, suyos y de su partido. No lo tengo claro, pero me resisto a creer que la crueldad del señor Casado fuera necesaria para explicar su posición política y sus diferencias con VOX. Diré más, creo que tanta crueldad ha hecho que muchos votantes, tanto de VOX como del PP se hayan sentido agredidos y que es posible que, al menos ahora, hayan decidido alejarse lo más posible del señor Casado y de su partido,

En cuanto al fondo del discurso, sobre la existencia y la utilidad de VOX como instrumento de la izquierda para impedir, por estar dividida, el acceso de la derecha al gobierno de la nación, creo que tiene el señor Casado tiene más razón que un santo; al igual que la tiene al reprochar al señor Abascal su posición antieuropea y las compañías de VOX en el Parlamento Europeo.

Y, lo más importante sin duda de este discurso, es que el señor Casado ha posicionado a su partido para hacer posible, a más o menos tiempo, formar con el PSOE un gobierno de Gran Coalición, para lo que contaría con apoyo activo de gran parte de los líderes europeos, incluidos socialdemócratas, preocupados todos por la presencia de comunistas en el gobierno de España.

Ah, mientras tanto, por si no se consigue la Gran Coalición, el señor Casado tratará, con sus barones territoriales, aún no sé cómo, parar la sangría de sus votantes hacia VOX y arrancar al señor Abascal tantos cuantos pueda de los suyos. Y, evidentemente, cuidándolo todo para que el señor Abascal no le haga salir, porque tampoco a él le interesa, de los gobiernos regionales de Andalucía, Murcia y Madrid o de los ayuntamientos en los que como en el mismo Madrid o en mi ciudad, Majadahonda, gobierna el PP con el apoyo del denostado y cruelmente tratado fundador y presidente de VOX.

Y, para terminar, me quedo en una inmensa duda: con su discurso, ¿ha iniciado, poniéndose por una vez rojo y dejar de ser mil veces amarillo,  el señor Casado y el Partido Popular un camino que lleva al éxito y a la presidencia del gobierno de España o ha dado un gran paso hacia la irrelevancia política y a la desaparición del PP?

 

Nota

Sobre la profundidad del “pensamiento de izquierdas” en la sociedad española vale la pena leer con detalle el artículo Sí, España sigue siendo diferente, publicado el pasado 16 de octubre de 2020 por Juan Francisco San Andrés en http://juansanandres.com/blog/

 

 


 

 

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