jueves, 29 de octubre de 2020

895. DE LA NUEVA NORMALIDAD 39

 

 DE LA TERRIBLE VENTANA DE OVERTON (COMO LEGALIZAR CUALQUIER COSA)

RAMIRO, RAMIRO, ¡LEE  BIEN QUE LO QUE TE PUEDE PASAR!

 

Mi amigo Ramiro, esta mañana,  se ha reído en mi cara, casi a carcajadas, cuando con mi mejor intención, para que se cuide, he tratado de avisarle de lo que, si quiere el doctor Sánchez, lo puede querer, puede pasar.

Pienso que Ramiro no lo ha hecho por ofenderme, sabe que soy, además de compañero de niño y buen amigo, persona instruida que sabe leer. Lo ha hecho, lo sé bien, porque es un gran ingeniero que, porque es más ingenuo que un cubo, no alcanza a imaginar y menos aún aceptar, lo que puede, cuando quiere, hacer quien tiene ningún principio y mucho poder.

Por ello, y porque ponerle una zancadilla, escupirle en la cara, llamarle “idiota, imbécil y nenaza” lo tengo prohibido por mi madre, que  me educó para no ser del todo cruel, me he puesto delante del ordenador y me lanzo, con las teclas bien a mano, escribiendo esta entrada, a por él.

Ramiro, a sus 75 años, sigue usando la  vieja cazadora, ahora raída,  de cuero marrón que tiene desde que era niño y que allá, en los años centrales del siglo pasado, en el colegio era la envidia de todos sus compañeros. La cazadora es de piel, de buena vaca, de un magnífico y sano animal cuyo cuerpo, asado y en filetes,  fue plato principal en un gran banquete y devorado por  un grupo de desaprensivos comedores, hombres, mujeres y niños,  de carne de vaca criada y crecida en verdes y buenos pastos.

Además, a Ramiro, pese a que, desde siempre, no pasa un día sin comer un buen plato de carme, acaso porque hasta ahora era un disparate, jamás se le ha ocurrido comer, el lugar de vaca, solomillo de hombre, ni de hombre español blanco, ni de hombre africano negro ni de humano asiático amarillo.

Y claro, cuando esta mañana he comenzado a decirle algo así como “Ramiro, si tu admirado doctor Sánchez lo decide, enterraras con honores tu cazadora y comerás solomillo, eso sí, de primera clase, de  estupenda carne de “humana madre”, mi amigo se ha reído,  en mi cara y  no me lo ha dicho, pero sí  lo ha pensado,  “las tonterías dice José Luis, cómo se nota  que es de letras”.

Y basta, ya me he quejado lo suficiente de las risas y de la  ingenuidad de Ramiro, ahora explicaré como, usando  la ventana de Overton como lo hace Luis Segura, el cómo, en cinco etapas, si lo decide,  si quiere y le conviene, el doctor Sánchez  puede hacer que mi amigo entierre su cazadora y cambie en su menú el tipo de carne.

 

PRIMERA ETAPA: DE LO IMPENSABLE A LO RADICAL

Hasta ahora, comer carne humana, el canibalismo es algo impensable. Por ello, quien tiene poder para ello, si quisiera  cambiar las cosas,  amparándose en la libertad de expresión, trasladaría el tema  a la esfera científica, sugiriendo que para los científicos no deberían existir temas tabú. Quizá su Gabinete  Ruso Pensante  montaría un simposio etnológico, (con expertos anónimos y un par de locos bien pagados),  sobre rituales exóticos de culturas ancestrales, para obtener declaraciones autorizadas sobre costumbres caníbales, forzando así la transición de la actitud negativa e intransigente original de la sociedad a una actitud más positiva y abierta.

Simultáneamente, crearía un pequeño grupo radical de caníbales, lo podría tener ya, para que grite y se manifieste, dos veces por semana, en la Puerta el Sol, que aparecería en todos los telediarios de las terminales mediáticas del Poder.  Con esto ya se habría logrado el objetivo de la primera etapa: eliminado el tabú, la cuestión originalmente inaceptable empieza a discutirse.

Por supuesto, los radicales gritarían también contra las cazadoras de cuero, los “científicos” alertarían contra esas cazadoras y los medios nunca olvidarían promunciarse sobre tan importante cuestión. 

 

SEGUNDA ETAPA: DE LO RADICAL A LO ACEPTABLE

Ya se persigue abiertamente la aprobación del canibalismo. Ahora hay que seguir divulgando las conclusiones de los “científicos”, insistir en lo importante que es no tener prejuicios  y calificando de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre la ingesta de carne humana.

Quienes se resistan deben empezar a ser vistos como fanáticos que se oponen a la ciencia y a la ilustración. Y, al mismo tiempo, se condena públicamente a los intolerantes y, esto no se puede olvidar, se inventa un  eufemismo, (como eso de “la nueva normalidad”, para que se pierda el significado del término original y sus connotaciones negativas, sustituyendo así la expresión original (canibalismo) por antropofagia, primero, y antropofilia después. Y, simultáneamente, se crearían precedentes, históricos, mitológicos, o inventados, que sirvan de referencia y puedan ser utilizados como prueba de que la antropofilia es perfectamente legítima y razonable.

El uso combinado de medios de comunicación y la acción de los grupos radicales convertiría en aceptable, más pronto que tarde, el hecho de que haya personas que incluyen en su menú diario carne de la propia especie.

Y, de paso, las cazadoras de cuero y sus usuarios, por aquello de que hay Ramiros, no dejarían de estar presentes en el progreso mediático hacia la antropofilia.

 

TERCERA ETAPA: DE LO ACEPTABLE A LO SENSATO

Para convertir en sensato lo que en un principio era del todo inaceptable, lo siguiente sería proponer que la ingesta de carne humana sea un derecho de todo hombre libre. Un lema apropiado podría ser el siguiente: “un hombre libre tiene derecho a decidir qué come”. Y ”es una barbaridad usar cazadoras de cuero”.

Al mismo tiempo, seguiría siendo absolutamente necesario arrinconar a quienes piensan diferente, es decir, a cuantos todavía impugnen la consolidación de este pretendido derecho. Así, se acusaría a esas personas de radicales que detestan la antropofilia, de retrógrados y extremistas que arrojarían a las hogueras y,  si pudieran, no sólo a los caníbales, sino a los miembros de cualquier minoría.

A su vez, pretendidos expertos y personajes conocidos del mundo de la comunicación insistirían en que a lo largo de la historia humana nos hemos comido unos a otros, sin que esto produjera extrañeza en aquellas sociedades.

Evidentemente, el objetivo de esta tercera etapa es que el canibalismo sea considerado una costumbre razonable y que el uso de las cazadoras de cuero sea un pecado mortal.

 

CUARTA ETAPA: DE LO SENSATO A LO POPULAR

A continuación, se pondría toda la maquinaria del poder al servicio del ideal supremo. En este instante, los medios de comunicación, secundados por gente famosa y autoridades, hablan abiertamente de antropofilia. El canibalismo se convierte en un tema predilecto de la industria del entretenimiento. El fenómeno asoma en películas, letras de canciones comerciales, novelas y espectáculos televisivos. De repente, se produce también el ensalzamiento de personajes relevantes la historia que  practicaron la antropofilia, para servir  de modelo a las multitudes.

El fenómeno pronto se vuelve imparable y multitudinario. Además, para reforzar su imagen positiva, los caníbales son presentados ante la opinión pública como víctimas de una sociedad represora, que les impide satisfacer sus apetitos, y comer lo que su cuerpo les pide.

Y los que usan cazadoras de cuero pasan a ser vistos como malditos de la tierra.

 

QUINTA ETAPA: DE LOS POPULAR A LO POLÍTICO Y LEGAL

El ideal ya está al alcance de la mano. En esta última etapa, la ventana de Overton, totalmente cerrada al principio, aparece a escasos centímetros de abrirse de par en par.

El arreón definitivo consiste en preparar la legislación para legalizar el fenómeno. Los partidarios de la legalización del canibalismo, incorporados en grupos de presión, consolidados en el poder, crean encuestas con el fin de mostrar un alto porcentaje de partidarios de la legalización del fenómeno. Y de forma automática, como la fruta madura que cae por sí sola del árbol, se aprueban nuevas leyes  y se acaban estableciendo en la conciencia colectiva nuevos e incontestables dogmas: “se prohíbe la prohibición de comer personas”; “comer personas es un derecho”; “quienes se oponen a la antropofilia incurren en el delito de antropofobia”; “quien use o tenga una cazadora de cuero es peor que un bicho”, “prohibido para siempre pensar en los malos uso del impresentable  Ramiro” 

 

PARA TERMINAR

Decir que la Ventana de Overton es una estrategia perfectamente definida, que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo.

Y, Ramiro, espero que, con este palo de ocho mil y pico  palabras, sea suficiente para que no te rías de mi a carcajadas, cuides muy bien tu cazadora de cuero y, sobre todo, reces mucho para que al doctor Sánchez y a su Gabinete Ruso Pensante no se les ocurra que es mejor dejar la vaca y comer otra carne

 

Nota importante

Esta entrada es, del todo, un plagio descarado del magnífico artículo de Luis Segura, La terrible Ventana de Overton (como legalizar cualquier cosa), que el lector interesado puede encontrar en: https://laverdadofende.blog/2018/03/13/la-terrible-ventana-de-overton-como-legalizar-cualquier-cosa-r-luis-segura/

 


 

 

 

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