viernes, 30 de octubre de 2020

896. DE LA NUEVA NORMALIDAD 40

  

DESVELANDO OBSCUROS SECRETOS 

En recuerdo de Ricardo Martín Lucas y Luis Ester Butragueño, con Josemari Mazarrasa, mis vates más queridos

 

Esta mañana, un sol precioso me ha llamado desde la ventana y, atraído por su luz , preciosa y perfumada, perdida la voluntad, armado de un billete de 100 euros,  envuelto en chalina boliviana, ladeado el borsalino y bastón en la mano, he salido de casa para caminar y acercarme, ¡lo juro!, solo acercarme, al confín de mi frontera confinada.

La Avenida está concurrida y hermosa, mi corazón se inquieta, me palpo el bolsillo y, algo inquieto, pienso: ¿estará en su sitio la bella gitana? ¿estará ocupada?

Camino deprisa, me canso y me siento. ¿Llegaré tarde? ¿estará con otro viejo? Y ¿cómo abordo su abrazo?, me inquieto.

Y sí, allí, en su sitio, esperando que llegue, con mis euros, veo a la bella gitana.

Camino, casi corriendo y al llegar a ella, antes de que abra sus brazos, me detengo, alargo mi mano con los 100 euros y digo:  - bella gitana, hechicera de tu raza, encanto de los míos, ladrona de todo, embrujadora de almas, antes de abrazarme toma mi obsequio y escucha mis palabras.

Me mira, sonríe, sin darme cuenta de la mano me faltan los euros, y dice: - pues dime, ¡idiota!, y termina pronto, que viene otro viejo.

-Tengo para ti una pregunta que aturde mi mente e inquieta mi alma -, comienzo.

-¡No divagues, al grano, necio!

-Dime, gitana bella, adivina del oculto pasado, ¿cuál es la causa?

-Ah, lo sabía, quieres saber por qué, sin temor a contagiarse, se reunieron, en guarida de  león, rosas, gaviotas y dineros, y ¿cómo pudieron estar juntos, sin curas por medio,  políticos, periodistas,  banqueros y, de gala, notables as?

-Sí, mi bella gitana, tu clarividencia asombra mi mente y me alegra el alma

-Viejo tonto, para que eso te diga tienes que poner más pasta

-Que ya te di mi dinero, bella gitana, gran embaucadora  de bobos, embrujadora de viejos y necios

-Pues, hasta que mañana me traigas el valor de mis palabras, solo te abriré, de mi mágico  saber, el rabo de un ratón, roedor, agorero y peleón.


-Dime pues, bella gitana, volveré con más euros mañana

La bella gitana, como en trance, habló:

 

Digote, viejo bobo, chalado y goteroso,

la verdad  es  oculta y  sencilla.

El Ruso Pensador, con sus artes,

a un chino que tenía el antivirus convenció,

mil dosis de vacuna en secreto  le compró

y, cuando la tuvo en sus manos,

se lo dijo a su doctor,

que, muy listo, elegante y resiliente le ordenó:

sigue callado, por si acaso,

piensa en Fausto y haz la operación,

primero a mis obedientes rosas,

luego a las hambrientas gaviotas

y no olvides a quienes gustan las naranjas

o fabrican otras drogas,

haz que cuelguen de mi sus vidas

y que callen a todos el secreto de por vida.

Solo un error cometió  el Ruso Pensador,

un trago de elixir a un decidor dio

y este, para hacer más grande

de soberbia el altavoz,

muy digno,  la tronó.

 

-Obscura eres mi bella gitana, me tienes en ascuas, aclárame tus palabras, ¡por el amor de Dios!

-Viejo idiota, ya tienes bastante, lárgate de mi vista, porque si no lo haces, aunque seas guapo, te quito el reloj.

Vi su mirada fiera, los ojos de mi bella gitana ardían de saber o de pasión, el temor lleno mis pasos y, corrí, corrí, hasta que agotado, en un banco, sentado caí.

Ahora, pasadas las horas, descansado en mi sillón, perdida la mirada, repito una y otra vez en mi cabeza las esotéricas palabras de la más bella gitana, de esa que me llamó guapo y se quedó mis dineros, hoy sin abrazos.

Y sigo sin entender nada, ¿será que me dijo nada? ¿será que cuanto me dijo es tan obscuro que los viejos no entienden tan raras palabras?

 


 

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