miércoles, 18 de agosto de 2021

964. HEMOS PERDIDO LA GUERRA

 

Es terrible, pero es así: los norteamericanos, los europeos, los españoles, nosotros, hemos perdido la guerra. Los talibanes afganos y sus aliados no occidentales nos han vencido, han ganado la guerra.

Y no, no hemos perdido una batalla, hemos perdido una gran guerra, una guerra en la que los talibanes, devotos musulmanes, han destrozado, quizá para siempre, la hegemonía del occidente cristiano, rico, descreído y prepotente.   

La caída de Afganistán, estoy seguro, ha abierto un nuevo camino en la Historia, es la derrota del Guadalete, es la muerte de Constantinopla y es también la conquista de Granada o el triunfo de Hernán Cortes; es el símbolo del final de los imperios de occidente y el renacer de un islam dispuesto, con la ayuda de Ala, a disputar el futuro al impío y materialista dragón chino.

Y, en el verano de España, escondido en el bienestar, lejos del campo de batalla, encogido el corazón, mis ojos se llenan de lágrimas; sufro el dolor de la derrota como tantas veces lo sintieron nuestros abuelos en las muchas guerras que perdieron; y, como ellos, sin resignarme a aceptar que hemos salido de la Historia, sueño que los occidentales, pasado un tiempo, volvamos a ser, pero mejor, lo que ha sido nuestro Imperio.

 


                               (this-image-distributed-courtesy-of-the-us-air)

 

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