jueves, 2 de noviembre de 2023

1096. COSAS DE VIEJO: ASÍ PUES, ALGO Y MUCHO, HAY QUE HACER


El doctor Sánchez, en su narcisismo, ambición y soberbia, forzando aviesamente la Constitución y traspasando todos los límites éticos, ha sumido nuestro país, España, y a los españoles, en una terrible crisis que, de no contenerla, nos lleva inexorablemente a vivir una nueva tragedia: la muerte de la Constitución, la fragmentación del país y, lo que es peor, a la pérdida de la libertad y a una nueva dictadura.

Y no, el doctor Sánchez en absoluto ha cedido, para ser presidente del Gobierno del Reino de España, a las exigencias de sus aliados comunistas o de los independentistas catalanes y, es evidente, cederá en cuanto lo necesite, a la demanda de amnistía para los asesinos de ETA que pedirán en un futuro próximo sus socios vascos.

No, el doctor Sánchez no aspira a vivir cuatro años, de prestado, en el Palacio de la Moncloa: él aspira, porque quiere y, en su psicopatía, lo merece, ser presidente Vitalicio de la III República Española.

Así pues, si los españoles que no queremos ver viviendo en el Palacio Real al doctor Sánchez, a ese doctor que, engañando como suele, es doctor porque plagió su tesis doctoral, algo tenemos que hacer para evitarlo.

Y no es bastante protestar con quejas y palabras o acallar nuestras conciencias haciendo algo, sin arriesgarnos, para justificarnos en el futuro ante nosotros mismos y ante nuestros hijos por haber dejado morir, a manos de un psicópata, la última de las Españas.

Pero ¿qué hacer? Aunque lo he pensado mucho y solo soy un viejo al que se le ocurren pocas cosas, tengo muy claro que hay que asumir riesgos, riesgos personales, y poner en marcha acciones,  todas elementales que son mi contribución y que enunciaré a continuación aun sabiendo que pueden ser peores que las que deben existir en las cabezas de los líderes sociales, de los partidos políticos o del Rey.

Mis medidas: criticar con énfasis, en público y en privado, permanentemente al doctor Sánchez y a sus aliados; asistir a todos los actos públicos que sean convocados contra el doctor y sus aliados; impulsar que desde el Senado y desde los parlamentos de las comunidades autónomas gobernadas por   el Partido Popular y Vox se ponga en marcha una campaña de envío de millones de cartas al Parlamento y a la Comisión Europea y otra de desobediencia civil contra el gobierno del doctor Sánchez.

Y, para terminar, lo más importante: el Rey. Para nuestra desgracia, Felipe V estando muy cerca de perder la Corona está en la tesitura de tener que optar entre las distintas interpretaciones posibles sobre  las facultades, o los poderes, que le otorga la Constitución, que solo son dos: la primera  poner pie en pared y decir ¡se acabó!, y hacer algo así como enviar al doctor desde el palacio de la Zarzuela a la cárcel de Alcalá Meco y nombrar un sustituto, convocar nuevas elecciones sin el mentiroso plagiario, o algo más o menos parecido; esta opción tiene riesgos, seguro, pero Él sabrá si debe y quiere asumirlos. Otra opción que tiene Don Felipe es aceptar lo que quieren el doctor Sánchez y sus acólitos y no hacer nada, es decir, ganar tiempo para ver qué pasa mañana. En todo caso los españoles tenemos derecho a pedir al rey que lo haga bien, de no hacerlo, es seguro que, hablando por todos, su padre, será su padre, al recibirlo en el exilio, le diga la frase terrible de la sultana Aixa, a Boabdil el Chico: llora como mujer lo que no supiste defender como hombre.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con tu análisis de la situación crítica a la que nos conduce este político y sus militantes afines del PSOE.
Sin embargo, no creo que el Rey Felipe VI deba inmiscuirse políticamente en la solución, lo que serviría de base a la justificación de la acción que pretende llevar a cabo el felón.