Estoy lleno de alegría, esta semana han nacido Iris y Catalina
dos preciosas niñas que completan la lista, hasta 70 por ahora, de los biznietos
de nuestra familia y, cómo es natural, inmediatamente
después, quizá antes, de felicitar a mis hermanos por la llegada de sus nietas,
me he sentido inmerso en la nube de recuerdos felices que mantienen viva la
presencia de mis padres, los bisabuelos de estas, muy queridas, niñas.
Por ello, ahora entre los muchos recuerdos felices que vuelan y se entrecruzan
en mis pensamientos, en el centro de todos, veo a mi madre diciendo, una y otra
vez, siempre muy seria, a sus nietas adolescentes: “ten mucho cuidado hija, ya
sabes que los niños están deseando nacer en nuestra familia”.
Y, al fin, en la vejez, me he dado cuenta de algo que,
gracias a las palabras de mi madre, siempre
he sabido: los niños, la multitud de niños que quieren nacer, está en alguna parte, algo así como en
una inmensa plaza de toros, muy apretujados, muy en silencio, atentos al coso;
y, en la arena dando vueltas, mujeres y hombres, más o menos atentos o distraídos,
hasta que una niña o un niño de los que quieren
nacer cuando ve a una madre y un padre
que le gustan, lleno de amor, convertido en chispa, salta al coso, incendia a
los dos y, feliz porque ha llegado a la vida, comienza a ser.
Sí, ¡qué cosas distraen a los viejos!, pero ¡menos mal!, es maravilloso saber que, porque hay niños esperando, aunque la tuya se acaba, la vida no termina.
5 comentarios:
Que bonito!!! Enhorabuena
Enhorabuena tocayo por la nueva descendencia , un gran arrastre de alegría
Buena contribución de los Mingo Zapatero a la deprimente natalidad nacional...
¡Enhorabuena, José Luis!
GEM
Enhorabuena por la lkegada de esas niñas a la familia. Hoy, es casi novedad. Necesitamos niños. Esa alegría y ese futuro. Demasiadas cosas lo impiden.
Que bonito!! Y que necesarios esos niños para todo y para todos ❤️
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