lunes, 18 de mayo de 2009

255. METODOLOGÍA PARA LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS


El diálogo de sordos que ha sido el debate que sobre el Estado de la Nación, dedicado sobre todo a la crisis económica, que hemos visto hace unos días en el Parlamento Español me ha hecho pensar no ya en los modelos metodológicos que, para la solución de problemas o el aprovechamiento de oportunidades, por bien probados, explico y recomiendo a mis alumnos de postgrado, sino en las clases que en ICADE, en la asignatura Administración de Empresas, hoy diríamos Management, recibí en el curso 1964 - 1965, cuando estaba en tercero de carrera, del maestro, tan sabio, tan querido y tan añorado, que fue el Padre Juan Martín de Nicolás.

Estoy viendo el gesto de Juan cuando nos decía que un problema nunca se puede resolver sin haber resuelto las causas profundas que lo provocan pero, añadía, esas causas sobre las que hay que trabajar son solo las que están a nuestro alcance, pretender ir más allá no solo está fuera del sentido común sino de la capacidad humana.

Decía Juan, que una vez conocidas las causas siempre existen opciones, alternativas que pueden llevarnos a soluciones bien diferentes y que, por tanto, cada uno ha de tener clara y bien definida la meta que se pretende alcanzar antes de elegir unas u otras opciones.

En los discursos que han pronunciado unos y otros en el Congreso de los Diputados parece que los problemas están claros: La actividad económica es cada día menor, el desempleo es alto y seguirá creciendo y las cosas, salvo que se actúe con mucho acierto (y el resto del mundo también mejore), irán a peor.

Las causas de los problemas se encuentran en la avaricia de los ricos del mundo, el deterioro o las distorsiones funcionales del sistema capitalista, la expansión sin tasa de la construcción de viviendas y la mala gestión de los anteriores gobernantes de los Estados Unidos, unida a la mala fe, prepotencia e ineptitud de los políticos presentes en el debate.

Evidentemente, si las causas de los problemas fueran las mencionadas, probablemente las soluciones serían obvias: Contra la avaricia de los ricos hacer que tengan largueza, luego modificar o arreglar las distorsiones del sistema capitalista, reducir la construcción de viviendas, dar gracias a Dios porque ha llegado el Presidente Obama y, por último, convertir en buenos o cambiar a los políticos que mandan o se oponen en España.

Sin embargo, pienso que las causas de la crisis son algo más profundas que las mencionadas, que el diagnóstico es demasiado pobre y que mientras no se complete el diagnóstico es imposible resolver el problema. Las buenas intenciones del Gobierno o las medidas que sí tiene la oposición, aún con la por ahora inviable buena voluntad de todos, pueden reducir la angustia, atenuar el miedo e incluso paliar la situación, pero no van a resolver la crisis.

Para resolver la crisis hace falta, como decía Juan, analizar las causas profundas y analizarlas bien, definir la meta, el modelo al que se quiere llegar y luego, solo luego, elegir de entre las alternativas las que mejor puedan llevar a la solución.

Por tanto, pienso que es importante hacer dos cosas: La primera, ponerse a trabajar, con rigor, todos en común, en la búsqueda del diagnóstico de la situación, solo este hecho aportará ilusión y elevará el ánimo de la sociedad. La segunda definir la meta que se quiere conseguir, la meta común, que se pretende alcanzar. Luego de estas dos cosas, será sencillo decidir y acertar.
Mientras tanto, no estaría nada mal que para generar confianza, imprescindible para todo, como muestra de que quieren hacer las cosas bien, los unos y también los otros, se dejen de insultar y escuchen a todos un poco más.

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