viernes, 29 de mayo de 2009

260. ESTOS CLÉRIGOS...


A un importante clérigo católico se le ha ocurrido afirmar que la pederastia de los curas católicos en los colegios de Irlanda es menos mala que los millones de abortos que se practican en el mundo.

Como es natural, los abortistas, se han puesto como hienas, tienen muy claro que la pederastia es horrorosa y más horrorosa todavía si es cosa de curas y que por el contrario, matar a un niño no nacido no es ni siquiera un delito.

Además, muchas personas que no somos precisamente partidarias del aborto nos hemos sorprendido y, como antes se decía, escandalizado, al escuchar al importante clérigo comparar barbaridades y considerar la pederastia, por afectar a los curas, a la jerarquía y a la Iglesia, es menos mala que el aborto. Parece que el importante clérigo, por lo que dice y cómo lo dice, que a fin de cuentas el aborto es cosa de mujeres y estas en la Iglesia pesan lo que pesan, más bien poco, no en vano han estado durante siglos sin tener alma.

Creo que cualquier persona con sentido común, católica o no católica, tiene muy claro, que el comportamiento de los clérigos católicos que a lo largo de muchísimos años han abusado sexualmente de los niños a su cargo no solo es una infamia sin nombre, sino que la Iglesia Católica, como organización, no ha puesto los medios para evitar esas terribles prácticas y no ha dejado de proteger e incluso ascender en la jerarquía eclesial a detestables pederastas.

La Iglesia Católica, por más que haya pagado mucho dinero, por las condenas a curas pederastas impuestas por los tribunales y pedido perdón a quienes han sufrido los abusos y a la sociedad entera, sigue teniendo una deuda con la humanidad que difícilmente merecerá ser borrada, se haga lo que se haga, durante muchos años. Por tanto, sobre el tema de la pederastia más les valdría a los clérigos estar calladitos, rezar mucho, y no para ni un instante de hacer el bien para que la sociedad, cuando lo estime oportuno, vuelva a mirar sin recelo a los curas, escuche a la jerarquía y perdone a la Iglesia que, en este caso como en tantos otros, se ha comportado cómo hija predilecta de Lucifer.

El aborto es, desde mi punto de vista una enorme tragedia y no luchar contra la muerte de niños no nacidos es también una infamia, pero debo decir que en situaciones límites tengo claro que Jesucristo perdonaría bastante mejor la muerte de un niño que la pederastia de un cura católico sobre ese niño si este hubiera nacido.

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