lunes, 25 de mayo de 2009

258. COMAMOS Y BEBAMOS QUE MAÑANA MORIREMOS


Cuando una familia pierde una parte importante de su patrimonio y, además, los ingresos se reducen drásticamente, la familia tiene, al menos, dos opciones a la vista:
La primera es no preocuparse demasiado y seguir como antes, incluso gastar más que antes, aplicando la máxima “comamos y bebamos que mañana moriremos”.

La segunda es preocuparse razonablemente por la nueva situación, reducir los gastos y buscar los medios para recuperar los ingresos y rehacer el patrimonio perdido.

Sin embargo, la familia, si además de haber perdido gran parte de su patrimonio, ha reducido sus los ingresos, las perspectivas de futuro se presentan con muy mala cara y existe la posibilidad de quedar en la ruina, de perder la casa e incluso no poder dar de comer a los hijos, la única opción sensata es que la familia recorte sus gastos hasta mucho más allá de lo posible y haga todos los sacrificios para evitar el desastre y, lo que es peor, la ruina de los hijos y de los nietos que, lamentablemente, no van a poder dejar de pagar las deudas de los abuelos porque los acreedores son terribles y exigen, sin excusas, su dinero a los herederos de los muertos.

En nuestra familia grande, el Estado,, que ha perdido como consecuencia de la crisis, gran parte de su patrimonio, a marzo de este año, con respecto al año pasado, se encuentra con que los ingresos procedentes del IVA descendido un 21,7%, y el Impuesto de Sociedades un 24,1% y, teniendo en cuenta la situación de la economía y el desempleo, el IRPF es bien probable que se desplome y los ingresos de los Ayuntamientos y de las Comunidades Autónomas sigan el mismo camino.

Lamentablemente, la conducta de quienes nos gobiernan, en el Estado, en las Comunidades Autónomas y en los Ayuntamientos, parece regida más por el “comamos y bebamos que mañana moriremos” que por el buen hacer de un padre y una madre que cuidan del bienestar presente y futuro de su familia.

1 comentario:

Yolanda Viveros Márquez dijo...

¡Que duro es ver que la "tolerancia, apertura de mente y modernismo" sean una bandera de lo que en el fondo es una mediocridad irresponsable de los "Padres de esta gran familia", y lo que más duele es que son capaces de convencer a los jóvenes porque estos carecen de criterios y valores que les permitan discernir entre la hojalata que les venden como oro y lo que realmente les conviene. Un saludo