lunes, 26 de abril de 2010

317. DISEÑO DEL FUTURO, UNA REFLEXIÓN INICIAL




A MODO DE INTRODUCCIÓN

Las personas y las organizaciones tienen infinitas formas, cada una la suya, de afrontar la vida.

Sin embargo, todas ellas se enmarcan entre dos posiciones extremas:

• Aceptar el futuro como un destino que está escrito y avanzar día a día tratando de superar las dificultades que ofrece la vida.
• Pensar que el futuro está abierto a múltiples alternativas, soñar la que se quiere y afrontar la vida como el camino que va a hacer realidad el propio sueño.

Vida que, de todos es sabido, es siempre contingente y limitada, va desde la concepción, el nacimiento, el desarrollo, el crecimiento y, antes o después, la muerte.

Los seres vivos ansiamos, sobre cualquier otra meta, mantener la vida y, los seres humanos sabiendo que esto no es posible, intentamos mantenernos vivos, trascender el mañana en nuestras creaciones.

Las empresas, las organizaciones, para perdurar, para tratar de mantenerse vivas y no ser destruidas en los avatares del camino, pueden confiar en la suerte, en el buen destino, o pueden soñar este y construir su propio y especial camino.

Estas notas, se han escrito para apoyar la reflexión de quienes piensan en el futuro de sus organizaciones, para quienes quieren soñar el futuro y hacer viable el tazado del camino.


FORMULANDO EL SUEÑO

Lo urgente es enemigo de lo importante. Vivir el día a día deja poco tiempo a lo importante.

Si miramos hacia atrás la propia vida o la vida de las empresas, encontramos que hemos tomado, se han tomado, gran cantidad de decisiones, casi todas ellas para afrontar problemas u oportunidades urgentes, del día a día, del mes, del ejercicio, del plan estratégico y que, paradójicamente, la esencia de cuanto ha acontecido en el decurso de los meses, de los ejercicios y de los planes estratégicos, es fruto de una, dos y a veces tres decisiones, que han sido realmente las importantes.

Y, las decisiones importantes, acertadas o menos acertadas, casi nunca es posible saberlo con absoluta certeza, a veces se tomaron sin excesiva consciencia, enmascaradas entre el cúmulo de las urgentes y a veces, raras veces, con la conciencia de su auténtica importancia.
Quien no se equivoca al casarse no se equivoca en nada, dice el refrán español y, acaso, hasta la decisión de casarse puede ser tratada a veces, en nuestro tiempo, más como urgente que como importante.

El sueño es importante

Formular el sueño, un auténtico sueño, es el primer paso para que un hombre, una mujer o una organización quiera hacer de su vida el camino para alcanzar el sueño.

Hay personas que no tienen sueños, otras tienen sueños pequeños y algunas son capaces de formular grandes sueños. No es ni bueno ni malo, cada uno ha de vivir con sus propios sueños.

Soñar es libre. El terreno de los sueños es espacioso, muy espacioso, tan espacioso como sea el alcance de la imaginación y de la valentía de cada ser humano. Los límites de los propios sueños son nuestros, son de cada persona, son de cada organización y nadie, salvo uno mismo, puede ponerles límites.

Pienso que las preguntas iniciales, para pensar en el sueño, en el propio sueño, podrían ser:

• ¿Es este mi sueño?

• ¿Existen otros sueños que puedan ser mis sueños?

• ¿Mi sueño, este sueño, es mío y lo quiero?


De donde salen los sueños

Los sueños inician su vida en la mente humana, en la mente de una persona concreta que se atreve a formularlos y, casi siempre con la ayuda de otras personas que hacen suyos esos sueños, estos se matizan, se perfilan, se ajustan, se van trasformando en ilusión, ambición, en realidad.

En las empresas, en las instituciones, un proceso para encontrar el sueño podría ser hacerse al responder las siguientes preguntas:

• Preguntarse uno ¿Cuál es la razón de ser real de mi empresa? ¿Cuál es la Misión real de mi institución?

• ¿Es válida ahora? ¿Estoy de acuerdo con ella? ¿Es mi sueño?

• ¿Tendrá sentido esta razón de ser en el futuro, en el próximo futuro, en el lejano futuro? ¿Estoy de acuerdo con esa razón de ser en el futuro?

• ¿Cómo formularía yo la Misión en esos futuros? ¿Pueden ser mis sueños?

• ¿Vale la pena luchar para conseguir que la Misión se alcance y todo lo que habrá que hacer para ello?

• ¿Me entusiasma trabajar con esta meta? ¿Es mi sueño?

Y con las respuestas propias, preguntarse y preguntar a quienes pueden compartir el sueño si les agrada, si lo perfeccionan, si lo asumen, si puede ser también su sueño.

Sin embargo, los sueños, si se quedan en sueños, sueños son. Para que se hagan realidad hay que tomar una decisión muy, muy difícil, porque lo que realmente vale la pena es muy costoso, muy duro, puede ser muy doloroso, requiere sacrificios y esfuerzo sostenido en el tiempo.

Por ello, si quiero, si queremos, alcanzar el sueño, la decisión de luchar por conseguirlo es muy importante, una vez tomada, para mi, para nosotros es irreversible y está en ella el comienzo del éxito o, a veces, el principio de mi, de nuestro, fracaso.


VOY A CONSEGUIR MI SUEÑO

Es trabajo operativo, es muy sencillo, no tiene misterio.

Está en el libro: Un plan único o un plan por etapas. Un horizonte temporal.

• Unos objetivos de negocio

• Unos procesos

• Un análisis de los recursos necesarios y la forma de obtenerlos

• Una organización para asegurar los procesos y conseguir los objetivos.

• Unas personas entregadas a la meta

• Una dirección correcta

• Hacer lo que hay que hacer


Realmente, lo que hay que hacer, está en el libro




PERO HAY ALGUNOS PROBLEMAS

Enunciaré algunos de ellos, los más significativos:

• Convencer a las personas claves para iniciar la busca del sueño. Es relativamente sencillo, con que vean grandes sus ganancias y pequeños sus riesgos, es suficiente.

• Definir el sueño. Aquí las resistencias ocultas se manifiestan en “la necesidad de matizar”, de “pulir”, de “reflexionar”, nunca en la meta a conseguir. En algún momento hay que arriesgar.

• Hacer el Plan. No se puede ni engañar ni ocultar. Las organizaciones son como las familias y como los pueblos, todo se sabe y , especialmente lo que “puede ser malo”, se sabe enseguida. Algunas precauciones pueden ayudar:

o Elegir bien las personas que van a participar con dos criterios: Los que van a trabajar y los que es mejor que estén dentro para poderlos controlar.

o Trabajar muy deprisa. El esqueleto del Plan y las grandes medidas tienen que estar en muy, muy poco tiempo.

o Los mayores problemas son los que crean las personas. Hay que dar salida a los que todas y cada una puedan suscitar. Es mucho más sencillo de lo que parece, se han de incluir o excluir del sueño mediante mecanismos de ganar – ganar.

• El entorno externo puede afectar para bien o para mal. Hay que prepararse, dentro de un apartado del Plan, para venderlo de forma que “los otros” estén convencidos de que ellos, especialmente ellos, puedan ganar.



Y, UNA RECOMENDACIÓN FINAL

El Plan hay que ponerlo en marcha sin demasiado ruido, de forma sencilla, fácil, en la vida del día a día, con normalidad.

Solo pequeños cambios, todos en el día a día, sin estridencias y, con guante de seda y, aunque sea para todos o para algunos muy doloroso, sin piedad.









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