El mapa municipal español cuenta actualmente con dos grandes ciudades que superan los dos millones de personas, otras veintidós que están habitadas por más de 200.000, hay treinta y tres que superan los cien mil, 83 son también grandes, habitan en ellas más de cincuenta mil, hay doscientas cuarenta y nueve que pasan de veinte mil, trescientas cincuenta y seis son buenos pueblos de más de diez mil personas, otros quinientos cincuenta y cuatro superan los cinco mil y, finalmente, hay seis mil ochocientos ocho municipios en los que viven menos de cinco mil personas y de estos hay cuatro mil ochocientos sesenta que no llegan a las mil personas.
En total, los casi cuarenta y siete millones de personas que vivimos en España, lo hacemos en ocho mil ciento doce municipios que se reparten en las diecisiete y dos comunidades y ciudades autónomas respectivamente.
A los largo de los últimos treinta años las ciudades y los pueblos de España han cambiado mucho y para bien.
El hábitat y la calidad de vida de los españoles han experimentado inmensas mejoras de las que, sin duda alguna, podemos estar orgullosos.
Sin embargo el cambio positivo ha traído algunas malas secuelas de entre las que, en estos momentos destaca el enorme coste de la administración local, causado en gran medida por el derroche en el número de políticos, funcionarios y personas que con contratos laborales trabajan en la función pública.
Se bien que las cosas no son sencillas, pero acaso no sean tan difíciles como parecen. Por ello, me atrevo a pensar alguna “barbaridad”:
Con tan solo en eliminar los ayuntamientos con menos de cinco mil habitantes y agrupar sus territorios en unidades que llegasen al menos a las cinco mil personas e integrar en unidades mayores los que tienen menos de veinte mil, ¿Se podría incrementar la eficiencia en la gestión? ¿Habría algún ahorro?
Y, ¿No sería mejor dar un buen tajo que aplicar el placebo, como se va a hacer, de reducir las nóminas y echar a algunas personas, mientras se hace tiempo para volver a incrementar los gastos de los ayuntamientos en cuanto los políticos tengan la más pequeña oportunidad de hacerlo?
Pero, ¿Esto sería posible?: En Grecia lo están haciendo.
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