domingo, 13 de diciembre de 2020

906. DE LA NUEVA NORMALIDAD 51

 

PARECE QUE MENTIR ES BUENO, AGRADABLE Y PLACENTERO

 

Toda la vida, hasta hace algunos meses, he pensado que mentir era algo malo, cosa de sinvergüenzas, malvados, rufianes y otras  gentes carentes de honor. 

Pero, es evidente, ahora lo sé, que estaba muy, pero que muy equivocado, eso de que mentir es malo era, en verdad, la mayor mentira; mentir es bueno, agradable y placentero;  mentir es un placer tan grande que Dios, para fastidiar a sus hijos se lo hizo incluir a Moisés en esa lista de lo prohibido que son los Diez Mandamientos.

Y después de aquello, ya lo sabemos, porque los judíos, como nosotros, tenemos en los genes algo de masoquistas, por lo menos cuatro mil años todos fastidiados, cometiendo algunos pecados, pero si atrevernos con ese, tan especial, que es el gran placer de decir lo contrario que lo que uno sabe o siente.

Y todo hasta que, al fin, ¡España es grande!, entre nosotros, se ha destapado un hijo de su padre y de su madre que, alto, listo, guapo y mentiroso se ha proclamado Profeta de La Mentira, la nueva religión que será pronto oficial en el Reino de España.

Sin embargo, aunque yo del Profeta todo lo creo, para unirme a la nueva religión aún tengo un nimio problema: aunque lo admiro y escucho con fervor sus muchas y claras palabras, no consigo saber que tengo que hacer para unirme a Él y bautizarme; habla, habla, y habla,  pero porque nada de verdad descubro en sus palabras, aquí estoy, triste y  algo aburrido, haciendo cábalas: ¿cómo se las arreglarán sus hijos para entender lo que quiere decir el Profeta cuando, cariñosa o seriamente, les habla?

 

 


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