lunes, 10 de marzo de 2025

1135. COSAS DE VIEJO: DE LA MUJER O EL MARIDO ABANDONADO


La ruptura del vínculo entre los Estados Unidos de Norteamérica y Europa, creado en los comienzos del siglo XX y mantenido hasta ahora, me recuerda muchas de las expresiones que he escuchado repetidas veces de quienes han sufrido el fin de su matrimonio, sus familias y allegados:

-       Tengo que dejarle, quiero vivir mí vida

-       Ya no es lo que era, se ha vuelto insoportable

-       Es que lo gasta todo, es insaciable

-       No lo puedo entender, después de tantos años, me ha abandonado

-       Soy idiota, le perdoné una vez y mira cómo me paga

-       Le va a dejar en la ruina

-       Él es un golfo, pero mira que ella…

-       Y, lo peor, ¡con su enemiga!

-       Es que es tan guapa la muy bruja…

-       Menos mal que no tenían hijos

-       Los hijos son mayores

-       Estaba visto, es una abusona

-       Pobre, ¿qué va a hacer ella  ahora?

-      ¡Se lo haré pagar!, no se va a ir de rositas

-      Se ha ido con él solo por dinero

-      Tienes que buscar un buen abogado e ir a por todas

-     Te lo he dicho muchas veces, es una mala persona

-     Después de todo es lo mejor, pronto encontrarás un nuevo amor.

Evidentemente, cada una de estas frases, además de constatar hechos, encierra un cúmulo de sentimientos que hace muy difícil recomponer la relación y, lo que acaso es peor, encontrar caminos para que la ruptura no cause mayores males a ninguno de los dos.

Por ello, tengo la sensación de que ella, la insaciable, quejica, la Vieja Europa, su belleza ajada y desconcertada, todavía cree que el nuevo amor por Rusia de los Estados Unidos de Norteamérica es solo una aventura pasajera y, con sus mañas de vieja sabia recuperará al marido o, a menos, si persiste en su locura, lo dejará malherido.

Simultáneamente, los Estados Unidos, una vez ha dado el paso de anunciar el divorcio, se siente joven, es libre y quiere seguir siéndolo, Europa es un lastre, le importa un pepino, ya no la quiere, y ¡ahorrando mucho dinero!, va a disfrutar el placer de  vivir junto a la  joven, exótica, fuerte, bella, inquietante y misteriosa Rusia.

Y mucho me temo que, por aquello de los sentimientos, una, Europa, con poco dinero, agraviada en desamor, y el otro, Estados Unidos, sumido en el ahorro y la pasión, van a tener un divorcio atroz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un divorcio atroz, no deseado e inconveniente. Creo que en este caso, las cosas volverán o deberían volver a su cauce, Europa sin el paraguas de Estados Unidos puede quedar bastante a la intemperie. Y lo peor, es que no me parece muy consciente de su desvalimiento: lleva tiempo entregándose a la despreocupación, a su ombligo, a no querer saber cuales son sus enemigos . Europa está indefensa pero por propia voluntad: se ha olvidado de sus raíces, de su razón de ser. Olvidarse de quien eres es tan peligroso como no contar con un suficiente sistema de defensa. Es como el enfermo que no es consciente de su gravedad.