domingo, 4 de enero de 2009

217.LO QUE YO CREO


En épocas difíciles reflexionar es especialmente importante para afrontar con energía la continuidad de la tarea o el inicio de cualquier proyecto.

Por ello, durante las navidades de 2008 – 2009, he dedicado largos ratos a hacer mucho haciendo nada. He pasado muchas horas con mi familia, he conversado con amigos y, especialmente, he dedicado tiempo a pensar.


Tengo que reconocer que gran parte de mis pensamientos, para bien o para mal, no estoy seguro, se han diluido en la búsqueda de ideas para vender, para cobrar, para apoyar la eficiencia y la moral de personas que están o van a estar próximamente en situaciones difíciles y en diseñar formas para articular soluciones que faciliten la supervivencia de algunas empresas sofocadas por la crisis.

Sin embargo, también he dedicado tiempo, demasiado poco quizá, a pensar en el sentido de la vida, en el deseo de trascendencia, en la progresión del alma.

Y, como siempre desde hace algunos años, cada vez con mayor claridad, me reencuentro con lo mucho o lo poco en lo que creo.

Creo que la Vida es lo único que da sentido a la vida. Creo que la trascendencia es la vida y que somos Vida. Que todo lo que existe es Vida y que participamos, mientras vivimos, de la Vida.

Creo que en lo más hondo de mi mismo se encuentra Dios, que es la Vida. Creer otras cosas es engañarte solo y perder la vida adorando ídolos.

Realmente, pienso y siento muy dentro, que la vida es lo que da sentido a la Vida.

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