martes, 26 de enero de 2021

922. DE LA NUEVA NORMALIDAD 66

 

VIVIMOS EN UN PAÍS DE LOCOS DIRIGIDO POR NECIOS

 

Todos los días, todos sin excepción, varias veces al día, cuando leo los periódicos o escucho la radio, me llevo un berrinche y, enseguida, para evitar que me mate un soponcio, me digo que vivimos en un país de locos  gobernado por necios y, durante un rato, lo olvido.

Pero, ¡qué horror!, hoy no puedo dejar de pensa5r en ello, hasta ese extremo me abruma contemplar y sufrir el manto de igualitarismo, que como nieve negra, creado desde el gobierno, está cuajando sobre nuestra la sociedad.

Me refiero, más allá de las noticias sobre si hay o no vacunas, lo muy malas y avariciosas que son los laboratorios, las tonterías que dice el despeinado, cochino y, acaso maloliente, Don Simón, las soflamas del converso a Don Dinero o las trapacerías del doctor, al griterío que han montado con eso de quién se vacuna o no.  

No me digan que es de cuerdos hacer listas para organizar la vacunación sin pensar más allá de la demagogia y la sin razón.

Cierto, hay que vacunar a los viejos, tienen peligro de extinción; hay que vacunar a los médicos, también tienen peligro de extinción…pero ¿será ignorancia, buena o muy mala intención, la forma en que han establecido la prelación?

Dicen desde el gobierno  que, “porque todos somos iguales”,  el Rey, la Reina y sus hijas no son más importantes que yo, Y que el doctor, su mujer y la ministra de Igualdad, aunque sea mujer, tampoco es más importante que yo. Y que el JEMAD, el Cardenal Primado, el Gran Imán o el alcalde de mi pueblo  son, para vacunarse, menos que yo.

Y, porque creo que es obligado luchar para que este nuestro  país, a pesar de los esfuerzos del gobierno para conseguirlo,  no acabe siendo habitado exclusivamente por locos, en medio de mi berrinche y expuesto al soponcio, quiero decir que de entre los 45 millones que somos los  españoles, para vacunarse,  primero debe ser el Rey y quienes le rodean (seguro que no son, entre todos, mil), para dar ejemplo y para evitarnos el peligro de ver enfermar y hasta morir, al Jefe del Estado). Y luego:

  • Aunque no sean de mi agrado, los miembros del Gobierno y quienes les rodean. ¿Es lógico asumir el riesgo de que el Presidente, los ministros y hasta la muy lista Ministra de Igualdad, no puedan cumplir su obligación de servir a los ciudadanos?  Entre todos ellos, aunque muchísimos, no son más de 2 mil.
  • Y los sanitarios todos, no hace falta explicarlo, seguro que en total no llegan a 200 mil
  • Y los militares, todos, desde arriba, empezando por los generales, hasta abajo. ¿podemos permitirnos debilitar más de lo que ya está la capacidad que tenemos para defender España?  En total no pasan de 70 mil
  •  Y los guardias civiles y los policías, y los bomberos y la gente de protección civil.  En total, ¿llegan a 150 mil?
  •  Y los miembros de los gobiernos de las autonomías y los alcaldes; si los tenemos, digo yo, es porque los necesitamos. Seguro que son demasiados, pero en total no creo que lleguen a 15 mil.
  • Y, los ancianos y otros colectivos que, con riesgo de ser infectados, pueden ser relevantes. ¿Serán en total 400 mil?
La suma de todos estos “privilegiados”, porque son servidores públicos, es un número “muy importante”, menos de 800 mil personas, no llega al 2 % de la población. ¿Tiene sentido tanto lío, tanta historia, tanta tontería, con el orden en que hay que poner la vacuna?

Y, por favor, que dejen a esos que llaman  "privados", empresarios, trabajadores, clérigos y resto de los ciudadanos, para que, si pueden y quieren, mientras el Gobierno consigue o no consigue vacunas, porque ahorraríamos peligro de todos y mucho dinero público, se busquen la vida y se pongan la vacuna.

Para terminar, debo decir que escribir estas líneas me ha distraído, he conseguido olvidar el berrinche que, como tantas veces desde que existe, me ha dado, para volvernos a todos locos, nuestro gobierno de necios y, ¡cuánta fortuna!, me ha librado de morir por un soponcio.

 



2 comentarios:

Unknown dijo...

Es la conjura de los necios y el imperio de la mediocridad. No hay armas contra eso.

Unknown dijo...

El único problema es que olvidar no soluciona el problema. Habrá que hacer algo