Se incluyen en esta entrada las páginas 11 y 12
del texto Escrito a mano para no
olvidar.
Una oleada, mejor dicho, continuadas oleadas de calor me suben por el
cuerpo para llegarme a la cabeza.
¿Tengo, voy a tener fiebre?
Tal y como van las cosas mi mayor temor es la infección anónima, esa
que casi me lleva hace unas semanas , de la que se sabe donde y qué la producía
, pero no el por qué de su aparición. Y
si la fiebre sube y la infección me agarra … no es que me importe morir, es lo
natural. Dios te salve María, bendito sea tu nombre, y la fiebre hace, me
parece, que no sientes nada, solo calor y calor…no lo se. ¿Vendrá Cristina o mi
padre a buscarme? ¿Mi madre quizá?
Me han llamado para que participe en un acto con escritores de
Torrelodones. No puedo ir seguro, es en este mes, pero enviaré unos cuantos de
mis libros para que la gente los vea; la verdad es que no me importa en demasía
y en casa hay ejemplares de algunos títulos que puedo regalar a la biblioteca,
Reflexiones y recuerdos, Por amor y desamor, Papeles de mi padre, Viaje a
Marruecos, Julia, Margaritas y Retorno a lo imposible; y me alegra haber
terminado “el final”, porque es muy difícil que llegue a escribir y, menos
todavía, a publicar, otro libro.
¿Desvarío? Sí, no se si tengo fiebre, pero el calor me consume y no me importa.
Sí, el miedo se ha convertido en una capa ceñida a mi cuerpo. Ayer me
atacó la fiebre, fue subiendo, y subiendo, creo que casi llegó a 40º y
estuvieron a punto de llevarme al hospital.
Y pase mucho, mucho miedo, ¡mira que si tengo otra gran infección! Y
recé mucho, no para quitarme la infección, sino para estar, si es posible, más
cerca de Dios. Dios nos lo dio todo, no nos pudo dar más y no nos puede dar más
ahora de lo que ya nos dio. Tenemos, tengo la vida, que es todo, aunque en la
vida también hay, es, dolor.
Nunca sabré, nunca sabremos por qué el mundo es como es, nunca sabremos
si podría ser mejor o ser peor, es imposible valorar. Ya se mi conclusión, siempre
la misma desde que la descubrí: todo tiene consecuencias imposibles de prever, unas
para mal de alguien y otras para bien de otro, incluso, para todos, al mismo,
tiempo, para bien y para mal mezclados.
El mundo, la residencia, que es ahora el mío, me parece terrible:
viejos, viejas sobre todo, aparcados, esperando la muerte. Día a día pienso en
la lógica de la eutanasia, ¿ser, vivir como un vegetal? ¿Costar dinero, afecto
y, ¿quién sabe?, qué más.
Me gustaría poder explicar como es ese espacio, lo he descubierto, que
existe entre mi cuerpo y el manto que es mi yo.
Y pienso en lo que somos o queremos ser y no somos, sin que sea
necesario, al tratar a las personas que nos cuidan y protegen porque sí, y hay,
es obligado, agradecer.
1 comentario:
Jose Luis, sigues dando amor a todo el que te rodea, te parece poco? Creo que en la vida somos utiles , cada segundo cuenta, un día lo entenderemos. Confía mi amigo en el Señor de la vida, Confía
. Un beso mío
Publicar un comentario