miércoles, 24 de abril de 2024

1019. ESCRITO A MANO PARA NO OLVIDAR (VII)

 Se incluyen en esta entrada las páginas 15 y 16, las últimas, del texto Escrito a mano para no olvidar.

Las pequeñas cosas alegran y, a veces, también, oscurecen el corazón.

Esta mañana he ido al hospital y, contra lo que me decía el cuerpo, no estoy mejor; las heridas han empeorado, en esta semana, en lugar de progresar, han retrocedido.

Se que es normal, pero es el miedo que retorna, el temor al hospital, el pánico a las noches. La espera del día en que no pase nada; el tiempo de y sin esperanza.

El dolor me acompaña día y noche, no se apaga nunca, es compañía fiel. ¡No puedes quejarte? Sí, me quejo y me dan algo así como nolotil, que me calma un rato y, a veces, duermo.

Quizá estoy viviendo un tiempo de convalecencia, un tiempo que pasados los días, las semanas o los meses, estará en el olvido. O no, acaso ha venido para quedarse en mi compañía. Ya sabes, el dolor ajeno es una palabra y las lágrimas de los demás, agua.

No creo que estas páginas de convalecencia sirvan para algo. Incluso dudo que valga la pena volver sobre ellas y releerlas.

Me parece que todo es un gran nudo que, ni cortado dejaría de sujetar el principio básico de la vida que es sobrevivir. La salud es lo que te sujeta a la vida, y ahora, en esta convalecencia, ¿terrible?, la estoy viviendo, y es como es.

Nueve de abril, tiene razón mi amigo Juan Ramón, al decirme que ponga fecha a lo que escribo. Y mi hermana Concha al recordarme que tengo que escribir.

Me han dicho que por las noches me dan algo para dormir, y pienso que o no es cierto o es muy poco, porque duermo poco a deshoras, las noches entre nada y algunas letras del e-book.

Rezo el Ave María y de cuando en cuando tengo que pararme porque no se seguir. Es curioso, ¿será deterioro cognitivo o, simplemente, falta de atención? Juan Ramón está con la quimioterapia a punto de hacer efecto, mañana estará peor y pasado ya veremos. Y, me pregunto ¿vale la pena lo que está pasando para conseguir algo, si consigue algo?

Y yo, ¡Será esto simple convalecencia? ¿Es el preludio de algo peor? Y sea lo que sea, he de resistir.

No, no tengo que prolongar mi vida artificialmente, pero tampoco puedo dejar de vivir o que haya de vivir. La mayor enseñanza es el ejemplo, y, porque creo que  deber y responsabilidad no son palabras vacías, he de cargar para dar ejemplo: cuando tengan días difíciles se acordarán del abuelo y si el ejemplo del abuelo es resistir, será para ellos más fácil hacerlo; pero si el abuelo se deja morir ellos le seguirán sin dudarlo un momento. Sí, hay que respetar las leyes de la vida, el rio dorado que baja agitando su fuego y lanzando gotas de vida alrededor del cauce.

 

NOTA

En este punto terminan las 16 páginas manuscritas que contienen mi experiencia, o lo qe me parece ha sido mi experiencia, en el proceso de convalecencia  que estoy viviendo y que comenzó con mi llegada a la residencia, el 22 de abril de 2024,  hasta el día 11 del mes de mayo de 2024.

En el momento en que se redacta esta nota, 23 de abril, el proceso de curación sigue en una evolución positiva, con dolores sí, pero viendo a lo lejos una luz que anima a la esperanza.

Y, para terminar esta nota, decir que, salvo acontecimientos imprevistos o situaciones extremas, el relato de mi enfermedad queda cerrado.

No hay comentarios: