lunes, 2 de julio de 2007

75. MALA EDUCACIÓN EN SELECCIÓN DE PERSONAL

Hace algunos días una persona próxima me explicó, con cierto pesar, lo mal que le habían tratado en la entrevista que había hecho para optar a un puesto de cierto nivel en la organización.

Como no me ha ocurrido a mí y carezco de los detalles suficientes no citaré el nombre de la empresa que, si es cierto lo que me explico, no es un buen lugar para trabajar.

Cuando las empresas como la conocida por mi interlocutor publican anuncios para cubrir un puesto de trabajo algunos, ya quedan menos, responsables de selección piensan, o parecen pensar, que tienen derecho a tratar a los candidatos como personas sin derechos y, en consecuencia, tienen atribuciones para hacer las preguntas más impertinentes, aplicar cuantas pruebas apetezcan o molestar a las personas.

Los candidatos que participan en procesos de selección deben ser tratados con el mayor de los respetos. En última instancia, si no escribe nadie o quien lo hace no tiene el perfil adecuado, la empresa no puede cubrir el puesto que necesita en su organización. Nadie contrata a nadie para hacerle un favor, se contrata para que se haga un trabajo necesario para el negocio. Por tanto, el interés es mutuo y el respeto también debería ser mutuo.

Ejemplos de frecuentes faltas de respeto son:

· No contestar a las cartas o los correos para informando que el historial del candidato no responde al perfil del puesto.
· Citar y forzar al candidato el día y la hora que el seleccionador decide, sin considerar si ocasiona o no un problema al entrevistado.
· Hacer esperar largo tiempo o en la misma sala a dos o más candidatos para el mismo o distintos puestos.
· Montar reuniones de grupo con los candidatos, de forma que estos puedan conocerse e incluso valorarse entre sí.
· Aplicar pruebas psicológicas que van más allá de lo imprescindible para comprobar que el candidato está en parámetros de normalidad y que la resistencia a mostrar la intimidad personal se considere como un demérito.
· Preguntar sobre aspectos relacionados con la intimidad del candidato o amenazar veladamente sobre futuros comportamientos de la persona, por ejemplo, si se piensa tener hijos en el corto o medio plazo.
· Aprovechar la entrevista para obtener información confidencial de otras empresas o personas.
· Esperar semanas y semanas para informar a los candidatos de la evolución del proceso de selección.
· No pedir permiso al candidato para solicitar informes de trabajos anteriores.
· Acosar o tender trampas más o menos burdas o sutiles al candidato, del tipo de preguntar temas importantes cuando se está ya en la puerta del ascensor para salir de la empresa.
· Informar tarde, mal o nunca de la finalización del proceso.

Ante las faltas de respeto, pienso que lo mejor que puede hacer un candidato es dar las gracias y marcharse.

Se debe olvidar el proceso de selección, pero hay que recordar siempre la empresa para no comprar sus productos o servicios y, por supuesto, hablar de ella y tratarla como merece.

Si se trata mal a quien se acerca para trabajar en una empresa es muy probable que traten aún peor a sus clientes y, hasta con crueldad a sus proveedores.

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