domingo, 24 de junio de 2007

74. TRES CONCEPTOS DE AUTORIDAD

Cuando por unas u otras razones hablo de concepto de Autoridad, suelo presentar tres acepciones de la palabra:

“Es la autoridad”. Su justificación está en el nombramiento, en el poder emanado de la norma que ampara el ejercicio de la función. Ejemplos de ella se encuentran en el policía de tráfico que con la sola identificación de su uniforme pone una multa o “ regaña” al honesto ciudadano porque va demasiado despacio o demasiado deprisa.

“Es una autoridad”. Está vinculada al saber, se justifica en el conocimiento que sobre el tema de que se trate posee la persona que tiene este tipo de autoridad. Si un médico con prestigio, en el que tenemos gran confianza nos dice que debemos entrar inmediatamente en el quirófano para quitarnos un mioma, creo que la mayor parte de los ciudadanos nos sentiríamos contentos de obedecer la indicación de quien con su consejo nos puede salvar de una mala enfermedad.

“Tiene autoridad”.Se corresponde a la autoridad del líder, de la persona que arrastra con su voluntad la voluntad de otras personas. El niño que decide a qué jugar, la joven que decide donde cenar o el político que arrastra con su personalidad a sus conciudadanos son ejemplos claros de este tipo de autoridad.


De las tres acepciones solo una hace, con inusitada frecuencia, rechinar los dientes, arder los estómagos y enfadar a las gentes: La autoridad del nombramiento.

Y precisamente esta acepción de la palabra autoridad es la que permite la vida en sociedad o la actividad empresarial.

El buen ejercicio de la autoridad procedente del nomabramiento es la garantía de la convivencia positiva en el entorno social y probablemente la característica que mejor puede definir lo que significa desarrollo es una positiva percepción social del ejercicio de esta autoridad.

Es lástima que muchas personas que “son una autoridad” o “tienen autoridad”, piensen poco y se preocupen menos a la hora de nombrar a quién va a ser "la autoridad".

Una pregunta que todos deberíamos hacernos de cuando en cuando es ¨¿Cuál es, aquí y ahora, la fuente de mi autoridad”.

Nota:
Me ha sugerido que tratase hoy el tema de la autoridad la mala educación de Una Autoridad que uso su prestigioso uniforme para maltratar ayer, de palabra y sin razón, a dos personas a las que conozco bien. Es una pena que el Cuerpo al que Esa Autoridad pertenece tenga menos hoy un poco menos de autoridad y aprecio social.





2 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que hay que distinguir "autoridad" de "cargo".

La autoridad presupone que alguien lleva metidos en vena o grabados en el cerebro un conjunto de valores de acuerdo con los cuales rige su comportamiento.

Cuando eso no existe, lo único que queda es el cargo y, con frecuencia, cuando el cargo es detentado por alguien que no tiene la autoridad que éste le supone, suelen producirse abusos.

No sé cuál es el cuerpo al que te refieres aunque, no sé por qué, me inclino a pensar que podría tratarse de la Guardia Civil de Tráfico que, desafortunadamente, está siendo convertida en una especie de filial recaudatoria de Hacienda.

Sin embargo, tanto si es ésta como si no, te invito a que mires más arriba. ¿Consideras que tiene autoridad el inquilino de la Moncloa? ¿y el de la Zarzuela?

Tienen el cargo pero sus comportamientos les quitan toda la autoridad que se le supone al cargo.

JOSE LUIS MINGO dijo...

Conceptualmente creo que se puede aceptar la distinción que formula JSA.

Es interesante la invitación a mirar hacia arriba.

En este sentido, el inquilino de la Mincloa tiene sobre mí exclusivamente la autoridad que le da el cargo.

En cuanto al de la Zarzuela, para mi, además del nombramiento, todavía tiene la autoridad que se ganó hace años. Claro que al no ejercerla, poco a poco la puede estar perdiendo.