martes, 14 de noviembre de 2017

751. EL CLERO FANÁTICO NO ES LA IGLESIA, PERO HACE BASTANTE DAÑO



Cuando veo que algunos clérigos, ya sean obispos, sacerdotes o miembros de órdenes religiosas, incluidas las monjas, usan los edificios de la Iglesia, los templos,  las ceremonias litúrgicas  o  se asoman a medios de comunicación eclesiásticos o civiles, para defender posiciones políticas radicales  siento no poca tristeza y, a veces,  profundo dolor.

Así, en estos días, cientos de curas y algún obispo, excluyen de sus  parroquias a  quienes  creen que Cataluña es España y claman a gritos a favor de la independencia de Cataluña, aunque no me escandalizo demasiado, tengo la sensación de que ellos y yo no estamos en la misma Iglesia. Bien es verdad que hace unos años cuando los curas vascos protegían y apoyaban a los asesinos de ETA , en contra de quienes defendían la paz y la justicia, tenía que hacer todos los días un gran esfuerzo para pensar que ellos, además de  cínicos  cómplices de asesinatos eran miembros de la Iglesia.

Por supuesto, que yo sepa, ni los curas vascos, ni los obispos vascos, ni la Iglesia Vasca, han pedido perdón a las familias de los muertos  a los que ellos, de una manera u otra, ayudaron a matar, y no lo harán probablemente, porque todavía piensan que obraban bien,(como los imanes yihaidistas. Ni, también lo doy por supuesto, los clérigos independentistas catalanes tampoco  pedirán perdón, acaso porque piensan que hacen el bien, por lo que han hecho, hacen y seguirán haciendo, como los imanes yihaidistas.

En las revoluciones comunistas del Siglo XX, ¿hace falta que recuerde cuántos curas  enviaron a sus  feligreses a la guerrilla  o tomaron las armas para matar cristianos, como los imanes yihaidistas?

En la Guerra Civil  murieron asesinados muchos católicos, laicos, religiosos, sacerdotes, monjas y obispos; pero sus asesinos tenían en sus filas, apoyando lo que hacían, a no pocos sacerdotes y, no lo sé con certeza, algún obispo, como los fanáticos   yihaidistas.

En las guerras de la independencia, en la  española y  en las americanas también se  distinguieron por su fiereza no pocos clérigos. El cielo era la recompensa a su sacrificio, como los imanes yihaidistas.

Y en la Inquisición no pocos clérigos sometieron a tormento y enviaron a la muerte, además de a judíos, moros y  laicos cristianos, a otros clérigos…

Y, y, y ¿hacen  falta más ejemplos?

¡Cuánto dolor han causado, están causando y seguro causarán en el futuro clérigos fanáticos  de la Iglesia!

Volviendo a mi dolor, me pregunto a mí mismo: ¿Y yo soy, como ellos, miembro de la Iglesia?, la respuesta es obvia: sí, lo soy,  aunque sean fanáticos, yo soy  exactamente lo mismo que ellos.

Pero, también me digo, lo que sucede es que estos clérigos no son la Iglesia, solo son clérigos,  y entre los clérigos, como entre los laicos, hay fanáticos, ¿qué diferencia al párroco católico protector de ETA del  imán yihaidista del Islam?

Para  terminar, decir lo que más me preocupa y me duele,  es que la jerarquía de la Iglesia, con estos clérigos, como con los pederastas y  como con tantas  otras cosas, no sabe, no puede o no quiere hacer nada… y que las buenas gentes, en lugar hacer lo mismo  que sus pastores, dejen de poner la X en sus declaraciones de la renta, se hagan evangelistas o, simplemente, pasen del todo de la Iglesia.

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