lunes, 8 de febrero de 2021

926. DE LA NUEVA NORMALIDAD 70


EL REGALO QUE ME HA HECHO LA BELLA GITANA 

 

Apenas repuesto, he necesitado tres días completos, de las heridas que me han producido los 77 años que me han caído, todos juntos, sobre la cabeza, esta mañana, bajo un sol radiante de invierno, bien abrigado, calado el sombrero, enmascarado, euros en el bolsillo  y bastón en la mano, con paso firme, sin necesidad de pensarlo, he caminado al encuentro de mi bella gitana.

Y, ¡cuán sabia y hermosa es mi bella gitana!, al llegar a ella, sin decir yo palabra, con un leve susurro, hoy no te cobro mi niño, me ha llenado el alma: ¡vete de aquí corriendo, porque tienes los 77 completos, durante un ratito puedes hacer, y hazlo deprisa, porque es mi regalo,  todo lo que te dé la gana!

Aun no sé cómo, sin parar, corriendo desde la Calle Guadarrama, aquí estoy, para aprovechar el regalo, lucubrando durante horas, porque no puedo cambiar el pasado, cómo hacerme el mejor de los mañanas.

¡Que no, que no!, que renuncio al Gran Engaño en que desde niño he vivido: que no quiero tener conciencia, ni ser bueno, ni estudioso, ni diligente ni respetuoso.

¡Que no, que no!, que renuncio también a ser obediente y generoso, que no rezaré rosarios, que no haré novenas y los sábados, en lugar de cantar la Salve, a mí me bailarán el agua; tiraré piedras a las chicas, escupiré a los viejos y, si paso cerca de un cura, le pondré la zancadilla y le meteré un petardo bajo las faldas.

¡Que no, que no!, que renuncio a dar ejemplo, a decir la verdad y comer con esmero; volveré a ser niño para no lavarme las manos, quitar la pelota a los pequeños, quemar la cola a los gatos, tirar de las trenzas a las nenas; reírme de los cojos y, si puedo, prenderé  más de uno, al menos tres o cinco incendios.

¡Que sí! que me entrenaré desde niño para ser ahora, a los 77, un hombre de eso que antes llamaban, y  hoy son, de provecho: llevaré rastas y algún piojo  en la cabeza, roña en las rodillas, oleré fatal y siempre me acompañará la más asquerosa nube de moscas negras; okuparé, sin pedir permiso, el palacio de un amigo; cual Macho Omega, me servirán dos efebos y  tres guayabas; seré doctor sin investigar nada; ofenderé, empezando por el Obispo, a  quién me plazca  y, si se tercia, lo diré bien, me haré trans y  ”joderé, sin pausa, al gorrino primero y luego la marrana”. Y, para que conste, porque me gustan las Altas Instancias, me haré nombrar, por el Rey, Marqués de la Galbana.

¡Qué cosas, por Dios, se me ocurren, con eso de poder hacer, lo ha dicho la bella gitana,  por un rato, lo que me dé la gana...!

Pero, ¡ah que desgracia!, luego de soñar un rato, lo he pensado de nuevo y aunque tengo el permiso, renuncio al regalo de la bella gitana y de lo que he dicho antes  no quiero nada, a fin de cuentas, me gusta tener conciencia, y  ser un cochino, no puedo, mi madre puede salir de su tumba y, con la zapatilla, sin pensarlo un momento, me mata.

 


 

 

3 comentarios:

Unknown dijo...

Para hacer todo lo que propones hay que estar preparado desde muy pequeño por la ausencia y/o carencia de padres normales, de amor, de amigos, de ternura. No se improvisa, así como así. Hacemos loo que podemos, no lo que queremos. Un abrazo.

JOSE LUIS MINGO dijo...

¡Qué gran verdad dices, amiga mía!
Muchas gracias por tu comentario

Juan F. San Andrés dijo...

Gracias por el relato, José Luis. Qué gran regalo seria poder volver a la infancia por un rato. ¡Y que buen rato leyendote!
Por cierto, ¡felicidades!