sábado, 20 de febrero de 2021

931. DE LA NUEVA NORMALIDAD 7

 

 

PIENSA MAL Y ACERTARÁS

 

Tenemos las calles de Cataluña, de Valencia, de Madrid y de media España sacudidas por la violencia que grupos radicales, impulsados por políticos populistas de extrema izquierda, han desatado con motivo de la entrada en la cárcel de un energúmeno, también miembro y ejemplo de los extremistas radicales.

Contendores incendiados, adoquines arrancados, escaparates destrozados, policías heridos y algunos detenidos, un desastre que durante varias noches nos ha mostrado “el poder” y la capacidad” de los “demócratas” de la extrema izquierda para desestabilizar el orden público, causar daños en la economía y destrozar la convivencia en la sociedad.

El presidente socialista del gobierno, el doctor Sánchez, mientras la parte comunista de su gobierno apoyaba y justificaba la “legítima protesta” de los radicales violentos, ha criticado los hechos con pocas palabras y, como suele, cuando es necesario, ha hecho entre poco y nada.

Y hasta ahora, todo es normal, ¡qué otra cosa se podía esperar de un gobierno social comunista como el que tenemos!

Pero, dentro de todo, hay algo que, sin asombrarme, me inquieta: las muy escasas detenciones que ha realizado la policía de entre el gran número de delincuentes, encapuchados, agresivos y violentos a los que las fuerzas del orden se han enfrentado.

Y, aunque me parece detestable hacerlo, me viene la mente el antiguo refrán español que dice: piensa mal y acertarás.

…si la policía detiene, “in fraganti”, a una persona en el momento en que esta está cometiendo un delito, lo lleva a la comisaría, lo identifica, investiga y, pasadas unas horas, lo pone a disposición de un juez; y cuando hace esto el asunto cambia de jurisdicción, ya no es cosa del poder ejecutivo (la policía es brazo del gobierno) y pasa al judicial (el juez no depende del gobierno) y el doctor Sánchez y su gobierno pierden el control.

Y claro, cuando los jueces, pasado un tiempo, juzgan a los radicales detenidos, además de imponerlos penas de prisión, más o menos rigurosas, los obligan a pagar los daños causados…y si los delincuentes eran menores, a que sus padres paguen por ellos.

Y, volviendo a pensar mal, ¿no será que el ministro del Interior, que antes ha sido juez, porque lo sabe, para evitar que sus votantes,  o  sus padres, honestos socialistas, preclaros comunistas y, hasta algunos viejos franquistas, paguen los destrozos, ha ordenado a la policía detener a “muy pocos” de los energúmenos que están quemando contenedores, arrancando adoquines, rompiendo escaparates y machacando el cuerpo a los policías?

 

 


 

 

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