jueves, 4 de marzo de 2021

934. LA NUEVA NORMALIDAD 78

 

DESPROPÓSITOS: EN TODAS PARTE CUECEN HABAS

 

Hace algunos meses, en plena pandemia, leí La transformación de la mente moderna, un libro apasionante de Jonathan Haid (el autor de La mente de los justos) y Greg Lukianoff  y pese a su gran interés, probablemente por la locura que estamos viviendo en los últimos doce meses, en lugar de difundirlo y comentarlo, lo había dejado en el olvido.

Sin embargo, las afirmaciones contenidas en el libro de de Haid y Lukianoff  hoy han asaltado mi pensamiento y  me han obligado a reflexionar y  ahora  a compartir algunas ideas: y ello porque  he leído en alguna parte  que Owen Stevens, estudiante de la escuela de Educación de la Universidad Estatal de Nueva York, por el hecho de haber subido a  instagram  unos videos, (al final de esta entrada se encuentra el enlace a uno de los vídeos),  en los que afirma que  un hombre es un hombre y nunca podrá ser una mujer, ha sido denunciado por sus compañeros y, en consecuencia, además de ser  suspendido en su escuela,  se le ha exigido que retire los vídeos, pida disculpas y  asista a unos cursos de reeducación.

Evidentemente, caso de que lo anterior sea cierto (solo tengo una fuente), aunque a mí me puede parecer un despropósito, luego de haber leído La transformación de la mente moderna, me parece el hecho entra en lo que hoy puede ser normal en las Universidades de los Estados Unidos.

Es decir, viendo lo que nos está ocurriendo en España, contemplo con tristeza que, también (o más que aquí), en Estados Unidos, cuecen habas.

Y, como las ideas se enlazan, inexorablemente unas con otras, no me resisto a pensar que el psicólogo moral Juan Francisco San Andrés, puede tener razón cuando afirma que los Estados Unidos de Norteamérica han entrado en un período de decadencia que puede acabar en el desastre, y ello como consecuencia (en parte) de la asunción por los universitarios primero y por los políticos demócratas, después, de las críticas que se han hecho y se hacen en todo el mundo a los valores, creencias y modos de vida de los estadounidenses y, lo que es peor, se lo han creído, lo mismo que los españoles nos hemos creído la leyenda negra…

Evidentemente, si lo confirmo, dedicaré al “asunto Stevens en la Universidad de Nueva York” y a las tesis de los autores norteamericanos que he citado varias entradas en el blog; y como, en todo caso, lo haré cuando conozca con mayor profundidad las hipótesis sobre las que actualmente trabaja Juan Francisco San Andrés.

 

Nota:

A continuación, el enlace a un vídeo de Owen Stevens en instagram

https://www.instagram.com/tv/CH6R687JKWm/?utm_source=ig_embed&mkt_tok=OTA3LU9EWS0wNTEAAAF7l0_vNUF6Qh42Hj1YU8cLmeVk7JJsVPj3q6CIMUSUs_QaATkMnvbt_lfVIdfEcSo4fnwjq3e7fBQ9EMGXVkT8x4Iqn4EN8N-07m7BtnirKmqMbA

 


 

 

 

 

1 comentario:

JOSE LUIS MINGO dijo...

Mi amiga Alicia González Navarro me envía, para su publicación su cometario a esta entrada:

Contestación al articulo de JL Mingo, “La Nueva Normalidad. Despropósitos…”

Jose Luis. Leo con asombro tu escrito sobre la declaración del estudiante norteamericano Owen Stevens y las penalizaciones que le impondrían, “ser reeducado” entre ellas, por manifestar su opinión acerca de lo que es un hombre y una mujer, biológicamente hablando. De ser esto verdad y si tus investigaciones lo confirman, me parece realmente patético. No puedo dejar de acordarme del caso de Allan Turing, ese matemático inglés que construyó la máquina-ordenador Enigma, con la finalidad de descifrar el código en el que los submarinos alemanes se transmitían los mensajes.
A pesar del gran servicio prestado a su nación, y al resultado final de la II Guerra Mundial, el Sr. Turing, dada su homosexualidad, fue sometido a un tratamiento de castración que le llevó finalmente al suicidio.
¿Qué nos ha pasado?, me pregunto. ¿Es que todo el camino de lucha, sufrimiento y dolor para conquistar mayores cotas de libertad individual nos ha conducido al extremo opuesto de lo que pasó con Allan Turing a mediados de los años 40? ¿Es que, con todos los derechos que hemos venido adquiriendo, en este siglo XXI, el de la 4º revolución industrial, los poderes fácticos y partes de la sociedad civil nos van a imponer su mirada unidireccional sobre mundo y la vida?
Sino, ¿cómo entender el reciente asalto al Congreso de los EEUU por parte de los “perdedores” en unas elecciones presidenciales celebradas democráticamente? Y también, ¿cómo asimilar la rabia y el odio, puestos de manifiesto recientemente en varias ciudades de nuestro país, por manifestantes contrarios a la encarcelación de un delincuente? ¿Cómo perdonar todos esos actos vandálicos llevados a cabo contra civiles, pequeños comerciantes…, con la aparente insuficiente protección por parte de las fuerzas del orden público?
Vivimos un momento de la historia tremendamente complejo en el que múltiples fuerzas de signo contrario se ven obligadas a “convivir”, en el que el acceso a la información/desinformación está al alcance de cualquiera, en el que la difusión y el eco instantáneo que alcanzan los medios de comunicación tienen un efecto multiplicador exponencial…
Sin duda, estamos asistiendo a la creación de un panorama riquísimo, en el que no se vislumbrarán horizontes, en continua expansión, como el universo. Todo ello nos traerá la necesidad de efectuar cambios de forma muy dinámica.
Afortunadamente, nos queda Viktor Frankl y esa frase que soporta gran parte de su obra que aproximadamente viene a decir: nadie puede quitarnos la libertad de elegir qué actitud personal adoptar sobre las circunstancias que nos ha tocado vivir.
Por Alicia González Navarro
9 Marzo 2021