La Reforma de la Constitución que han pactado el Partido Popular y el Partido Socialista, los señores Rajoy y Rodríguez Zapatero va a ser aprobada por el Congreso de los Diputados y no en referéndum.
El lógico que así se haga y no porque el contenido de la reforma sea de carácter técnico de difícil comprensión para los ciudadanos sino, por el contrario, porque estos, cuando comprendan lo que significa, difícilmente darían su voto para realizarla.
Lo explicaremos con una simple reflexión sobre el apartado 3 del artículo 135, que dice:
“…..Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión….”
Eso significa, entre otras cosas, que los intereses y deuda de las administraciones del Estado Español tienen prioridad absoluta en el pago, por tanto, los españoles nos obligamos a pagar antes la deuda de las administraciones y sus intereses que el sueldo de los funcionarios, el mantenimiento de las carreteras, la luz de los colegios, las devoluciones del IRPF, las pensiones o las prestaciones por desempleo, etc.
Así, en situaciones difíciles como la que ahora vivimos o como las que vamos a vivir en los próximos dos o tres años, por mandato constitucional, los tenedores de los bonos españoles, sean estos ahorradores alemanes o bancos españoles, cobrarán antes que los funcionarios españoles o los empresarios que hayan trabajado para las administraciones.
Como se puede ver, los señores Rajoy y Rodríguez Zapatero, y los partidos que ellos lideran han tomado una decisión verdaderamente terrible que supone, además de la renuncia a una aspecto muy importante de la soberanía nacional, una terrible carga para los ciudadanos.
Entiendo que a los señores Rajoy y Rodríguez Zapatero y a los diputados de sus partidos les haya supuesto un enorme esfuerzo introducir esta reforma en la Constitución, es extremadamente dolorosa para España y para los españoles.
Entiendo que señores Rajoy y Rodríguez Zapatero han planteado la reforma porque no han tenido más remedio ya que la presión de los mercados, de la Canciller de Alemania, del presidente de Francia y del Banco Central Europeo, era irresistible y que no hacerla suponía el colapso de la economía española.
Entiendo que el Partido Socialista y el Partido Popular se hayan negado en redondo a plantear un referéndum para su aprobación porque sería un drama no introducir los cambios que la reforma implica.
Entiendo que haya miles de voces que se oponen a la reforma y que habrá muchas más cuando los ciudadanos comiencen a darse cuenta de las consecuencias que tiene para la realidad del día a día el que hayan de cobrar antes los tenedores de la deuda que cualquier otro acreedor de las administraciones.
Entiendo que aunque es muy áspera la reforma es mejor hacerla que no hacerla.
Por último, entiendo que si el Señor Rodríguez Zapatero hubiera gestionado mejor la crisis o el Señor Rajoy hubiera hecho una oposición verdaderamente efectiva, está dentro de lo posible que esta reforma nunca se hubiera plantado.
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