miércoles, 21 de septiembre de 2011

415. HABILIDADES DEL LIDER: SABER LO QUE SE DEBE Y NO SE DEBE HACER O DECIR A OTRAS PERSONAS




Acaso una de las competencias  más  preciadas  de un líder para asegurar  y hacer crecer su liderazgo es poseer la  gran  habilidad que se expresa en cuatro frases que unidas parecen un trabalenguas: 

El líder ha de saber qué, como y cuando debe decir algo a una persona  y hacerlo, ha de saber qué, como y cuando debe decir algo y no hacerlo, también debe saber que no pocas veces  ha de hacer algo y no decirlo y, finalmente,  debe tener muy claro que hay cosas  que jamás  debe hacer ni tampoco decir. 

Aunque lo parezca, reunir estas habilidades no es extremadamente frecuente. Así como hay personas que saben lo que en cada caso hay que decir o no decir y lo que hay que hacer o no hacer, vemos todos los días a personas que “se les escapan cosas” y “dicen lo que no deben”, a personas que “dicen que van a hacer” y no hacen, a personas que “no dicen las cosas” o que “no hacen lo que hay que hacer” y en ocasiones, que dicen y hacen lo que no hay que decir ni hacer. 

Ilustraremos lo dicho  con algunos ejemplos que cualquiera  ha podido ver  y que, aunque no se haya detenido a reflexionar  sobre lo que estaba viendo, han incidido claramente en la imagen que se han formado de las personas que han intervenido en ellos:

  •  Explicar lo importante que es uno y hacer ver al otro que  él o ella es nada. La reacción es siempre la misma,  el otro piensa “este tío es, además de prepotente, idiota y  conmigo no cuentes” o, “en cuanto pueda, ahí te quedas” 
  • Ocultar información que el otro necesita. Es atentar contra el trabajo del otro e incidir negativamente en el sentido de pertenencia.
  • Decir a alguien que ha hecho algo mal cuando lo ha hecho bien o decirle que lo ha hecho bien cuando lo ha hecho mal. Es engañar o, lo que es peor, despreciar al otro. 
  • Prometer algo a alguien cuando no se está seguro de que se va a poder cumplir. Es generar riesgos innecesarios, crear problemas para el futuro y perder a mayor o menor plazo, la credibilidad.
  • Amenazar, porque alerta al amenazado y predispone al otro a tomar medidas, las que pueda, para quitarse de encima a quien amenaza. 
  • Apropiarse de los éxitos ajenos y no hacer visible el trabajo de los colaboradores. Es la mejor forma de conseguir que estos se marchen a trabajar con otros jefes.
Por supuesto cualquier profesional, mando o directivo que lea esta página es seguro que tiene muy claro que él o ella nunca, jamás en su vida, han hecho esas cosas, absolutamente estúpidas, propias tan solo de sus subordinados idiotas.

Sin embargo, algunos  muy buenos profesionales, mandos o directivos, al leer la página, en su fuero interno se pondrán colorados recordando “aquella vez que metí la pata”, y, una vez más se volverán a prometer no volver a hacer nunca lo que hicieron aquella vez.

A fin de cuentas, entre las  habilidades del líder está la de  saber lo que se debe  y no se debe  hacer o decir a otras personas.

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