lunes, 16 de marzo de 2020

816. PREOCUPACIÓN, IMPOTENCIA, MIEDO, PASADO, ANGUSTIA, DESESPERACIÓN, REFLEXIÓN, ÁNIMO, OPORTUNIDAD, ESPERANZA, ILUSIÓN, TRABAJO, ESFUERZO, FUTURO (CORONAVIRUS 2)


En este domingo, tercero de marzo de 2020, el sol sigue llenando el espacio y alegrando la calle desierta que contemplo cuando levanto los ojos a través del ventanal. 

Ayer el Presidente del Gobierno,  con su mujer en casa, nos enteramos luego, infectada por el virus,  en televisión, manejando excusas no pedidas,  anunció, muy serio y, en mi opinión, con falsa apariencia de seguridad, una  serie de medidas para paliar los efectos de la crisis sanitaria  y, duro es decirlo, sobre todo crisis  económica,  que tenemos encima.

Sobre las medidas, unas ya  adoptadas y otras por adoptar, tengo nada que decir,  sobre las primeras porque carezco de conocimientos para evaluar su pretendida eficiencia y sobre  las segundas, de carácter económico,  porque, al parecer, son todavía ideas que están discutiendo en el seno del gobierno  las distintas facciones socialistas y comunistas  que, ¿no es humano? tratan cada una de ellas de  “sacar tajada”  de cara a un futuro que  unos miles de  ciudadanos no veremos porque estaremos muertos.

Claro que por lo que leo y veo en la prensa digital y en las redes sociales, lamentablemente, parece que la satisfacción social y la credibilidad del gobierno es limitada. Esperemos que mejor antes que después el Presidente del Gobierne pregunte a quien sabe y haga lo que hay que hacer, por el bien de todos….

Pero lo anterior, en lo personal, aunque a mí me  importa mucho,  debo dejarlo de lado y pensar en lo que tengo, debo, deseo y puedo hacer en esta mañana  soleada de marzo en la que salir a la calle, aunque sea para comprar unos cartones  de leche y alguna otra cosa,  es una fortísima tentación.

No es que me importe estar solo en casa, pero el sol de la calle…

Claro que hay algo que, como un grillete, aferrado a mis tobillos me impide dar los  pasos que separan el sillón en que estoy sentado y la puerta por la que he de salir para irme a la calle;  se llama Responsabilidad, eso que en el Diccionario de la Lengua Española se define como: 1. Cualidad de responsable; 2. Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal; 3. Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado; 4. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.

Responsabilidad. Sí, si salgo a la calle, me contagio y contagio a otras personas seré responsable y “alguien”, no solo mí conciencia que también, me lo podría demandar. Y hasta es posible que, quizá, si alguien me acusase ante un tribunal de justicia, me podrían condenar a tres o cuatro años por un delito de homicidio por imprudencia.

Responsabilidad, Sí, eso que hay quien ha hecho o no ha hecho, ha producido muertes y va a producir muchas más, si no tiene conciencia ni moral…y, para colmo, si resulta que gobernar haciéndolo peor que mal no es un delito que pueda llevarse ante los tribunales.

Cuanto añoro la figura de los Juicios de Residencia  que, cuando el Imperio Español era Imperio, tan sabiamente protegía  de los desmanes de sus gobernantes a  los españoles de todas las Españas.

Mientras tanto busco y encuentro en mi ordenador  algunos libros que envío  mis hijos para que se los lean a mis nietos…

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