jueves, 23 de abril de 2020

843. PREOCUPACIÓN…(CORONAVIRUS 30)




Acaso por deformación profesional, toda la vida he tratado de comprender y empatizar con las personas que, por unas u otras razones, he tenido una relación algo más allá del mero roce social y, aunque  en algunas, acaso muchas, lo he conseguido, debo  reconocerlo, en no pocas también he fracasado y, acaso por ello tengo por absolutamente cierta la frase que alguien me dijo hace muchos años, atribuida a Dostoievski (aunque yo no recuerdo haberla leído en ninguna de sus obras, pero que por el conocimiento del ser humano que se  encierran en ella muy bien puede asegurarse que es suya)  que dice: “si bien no hay nada más fácil que denunciar a un malhechor, no hay nada más difícil que entenderlo”

Y, porque a lo largo de los muchos días que llevamos del encierro al que, obligados por el gobierno, por culpa de la  pandemia, estamos sometidos, no dejo de maldecir la que a mis ojos es una desastrosa gestión y de protestar por la “indecente ignorancia y  prepotente inepcia del presidente y de sus ministros". Además, aunque lo intento, no puedo comprender que haya muchas personas  de izquierdas, que siendo  decentes y capaces, por qué  no ven, o no quieren ver la realidad y  justifican errores del presidente y de sus ministros que, aun siendo involuntarios, han costado, cuestan y van a costar muchas vidas.

Al mismo tiempo, no dejo de recordar que hace unos años, en mi cabeza estaba claro que algunas decisiones del Presidente Aznar  eran muy correctas, y que,  pasado el tiempo, está claro que eran equivocadas. Y ello sirve para justificar a mis ojos la ceguera, creo que muy mala  para todos, de muchos honestos socialistas que apoyando al presidente (al que para mí, usando la frase de  Dostoievski, no haya nada más difícil que entenderlo), impiden que cambie (no olvidemos que a un político en el poder jamás le expulsa la oposición y que solo le expulsa su propio partido) y contribuyen a que se mantenga en un pernicioso error.

Y, en esta tesitura, en mi intento de comprender, ha venido en mi ayuda la lectura, recomendada por un muy buen amigo, sabio ingeniero,  de un libro apasionante: La mente de los justos, Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata  de un profesor norteamericano, Jonathan Haidt, editado por Deusto en 2019.

He dedicado casi tres días a la lectura del  libro, su contenido está dedicado a  la psicología moral y supone un progreso  muy interesante sobre lo ya aportado al tema  tanto por los académicos nativistas como por los  empiristas norteamericanos   en el último tercio del siglo pasado. Y, debo decirlo, en las  páginas  del libro he encontrado muchas ideas valiosas, unas que ya conocía o había vislumbrado y otras nuevas, que  me han ayudado a comprender un poco mejor los mecanismos, complejísimos y  maravillosos, de los cerebros que hacen que sea  como es  la mente y el pensamiento humano.

Pero volviendo al tema, como muestra, muy corta, de las aportaciones del profesor Haidt, decir que hay  cuatro  que proponen, además de  vías apasionantes de investigación de la mente humana,  caminos para la comprensión mutua y la colaboración entre grupos de personas que, aun enfrentadas entre sí, están obligadas a  convivir, y estas son las siguientes:

  • Primero viene la intuición y luego la justificación racional de las propias ideas, o dicho de otra manera, "la razón no funciona como un juez que sopesa imparcialmente las pruebas, sino más bien como un abogado que justifica nuestras opiniones ante los demás".
  • Para cambiar el modo de pensar de las personas, necesariamente, primero hay que incidir en su intuición y solo más tarde ofrecer y apoyar lo intuido con la razón. "No hay que apelar a su razón, sino al jefe de esta, es decir, a las intuiciones morales subyacentes cuyas conclusiones la razón defiende". 
  • Para comprender las visiones del  mundo que tienen las personas hay que "partir del grupo y no del individuo".
  • En política, la izquierda y "la derecha son como el yin y el yang". "Cada una aporta algo que la otra, por su propio bien, debería escuchar".

Como es evidente, ya estoy pensando, además de en cómo hacer que las honestas gentes de izquierdas vean la realidad del gobierno que padecemos, en descubrir sobre cuales de mis propias convicciones,  nacidas de intuiciones, también en mi pensamiento político, debo revisar.


Nota
Además de la edición del libro en papel hay otra para el libro electrónico, que yo he comprado en Amazon

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