viernes, 8 de junio de 2007

70. INMENSO MILAGRO

Durante muchos años y aún ahora, se considera el modelo organizativo de la Iglesia Católica como paradigma de éxito.

Los principios de jerarquía, unidad de pensamiento, unidad de dirección y disciplina, así como la eficiencia de su cadena corta, Sumo Pontífice, Obispo y Párroco, han hecho posible alcanzar los objetivos de la organización durante mil seiscientos años.
Haber mantenido la estructura es, además de un éxito incuestionable, un enorme milagro.

Además, la historia de las organizaciones nos dice que el tiempo de vida de las empresas públicas o privadas, muy rara vez ha superado el siglo, que la organización territorial de los estados más antiguos se agota en menos de dos siglos y que la existencia de las naciones más viejas de occidente solo alcanza quinientos años.
Ello supone que la supervivencia de la Iglesia católica, desde el punto de vista de la Teoría de la Organización, es también un milagro.


Más aún, el pensamiento científico afirma que las estructuras, para triunfar y no desaparecer son aquellas que tienen mucho talento, mas que el resto y que, como primera prioridad, lo han de acrecentar permanentemente.
Curiosamente, cuando la observamos desde el punto de vista del valor y la gestión del talento, la Iglesia Católica es nuevamente un milagro.

Las nuevas y viejas teorías sobre la evolución y el crecimiento de los seres vivos, personas y organizaciones, garantizan que la supervivencia es fruto de la adaptación al cambio, quienes no se adapta al cambio quedan en el camino.
Es evidente pues, que la Iglesia Católica es, una vez más, un increíble milagro.

Sin embargo, desde la humildad de quien está en la Iglesia y no entiende nada, pienso que Dios, autor de todos los milagros, un día cualquiera verá lo que pasa en la tierra y decidirá, una vez más, si la Iglesia Católica merece todavía que Él tenga que hacer tantos y tan grandes milagros.

1 comentario:

Unknown dijo...

Curiosamente, yo también he utilizado el modelo organizativo de la Iglesia como ejemplo aunque estoy lejos de considerarlo un milagro.

Cualquiera de las grandes religiones llevan el suficiente tiempo entre nosotros para que podamos considerarlo como "milagroso".

El factor común que tienen todas ellas es algo que es difícil encontrar en cualquier otro tipo de organización y es lo que podríamos llamar el "efecto holograma".

Un holograma tiene la particularidad de que, aunque lo partamos en trozos cada vez más pequeños, cada uno de ellos deja ver la figura entera lo que convierte a ésta prácticamente en indestructible.

Una organización adquiere fuerza porque sus normas y valores están dentro de cada uno de sus miembros y no precisan de una estructura interna -mucho más frágil- que los imponga.

Si el misionero perdido en la selva amazónica tuviera que pedirle permiso al Papa antes de hacer algo, está claro que poco podría hacer.

Al mismo tiempo, si no pide permiso ¿cómo saber que se está comportando adecuadamente? Desde luego, no porque lo garanticen unos elementos de control sino porque ambas cosas -controlador y controlado- están dentro del propio misionero que es, en pequeño, una reproducción de la organización completa.

Por eso permanece. No es un milagro; es un buen diseño organizativo.

Jose
http://factorhumano.wordpress.com