viernes, 1 de junio de 2007

65. TENER HIJOS

Corren malos tiempos. Desde hace unos años, millones de hombres y, sobre todo, de mujeres, han de postergar e incluso sacrificar el deseo natural de trascendencia y el instinto primario de tener hijos, a la necesidad, no solo egoísta, de poder vivir.

Mujeres que, con más de treinta años, sueñan su embarazo, hombres que con cuarenta no se atreven a tener un hijo, mayores que se preguntan si algún día tendrán, también ellos, su propio nieto.

Se habla de la conciliación de la vida laboral con la profesional, de la igualdad en el trabajo y, a veces, sueño que dentro de unos años seremos capaces de remediar el terrible mal de la no maternidad.

Sin embargo, creo que para cambiar las cosas, más importante que el entorno social es la propia voluntad, que las personas concretas, en lugar aceptar, sufriendo y sin pensar, se plante que cada uno y entre los dos, se puede afrontar, con éxito, tener hijos a quienes amar.

Hay que imaginar el futuro y hacer un plan en que haya niños y, con los niños, a bastantes años y, desde la realidad imaginada, pensar hacia atrás.

No se trata de ver los pasos que hoy, mañana o dentro de cuatro lustros vamos a dar, el camino es ver qué estaremos haciendo dentro de veinte años y planificar lo que el anterior habrá que hacer para llegar.

Si queremos tener, no es solo cuestión de voluntad, lo es también, por ser mucho más efectivo, cuestión de imaginar el futuro y planificar hacia atrás.

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