miércoles, 2 de abril de 2008

151. MATRIMONIOS MIXTOS Y CEREMONIAS NUPCIALES

Uno de los efectos de la globalización es el incremento de los matrimonios mixtos. Los chicos, las chicas, salen de sus países para estudiar o trabajar y, en el camino de la vida, encuentran, en alguien procedente de cultura a veces lejana, el amor suficiente para quererse casar.

En comienzo siempre es sencillo y tiene enorme encanto. La aventura, la pasión, la inmersión en lo desconocido, la lejanía de lo propio y la visión exclusiva del presente, facilitan el comienzo de la relación.
No se ven, se toleran e incluso se aceptan, sobre todo si los dos, por estar tierras lejanas, comparten soledades, las diferencias culturales, las creencias religiosas, los modos de ver la vida, el gusto por las comidas, la forma de asearse o el modo de vestir.

Más tarde, cuando las cosas ya son serias y el amor apremia a compartir, para siempre, la vida, vuelven a importar las costumbres propias, el respeto a las creencias, la seguridad de lo propio y el respeto a la familia.

Y, si es posible, que con gran esfuerzo, casi muchas veces lo es, se empieza a pensar en la boda, no solo en una boda, sino en dos ceremonias nupciales, en dos lugares bien diferentes, ya sea en Barcelona y Lucknow, en Recife y Milán, en Madrid y en Bangkok, en Londres y Sarajevo o en otras ciudades de las cada una de las familias tiene, con la próxima boda, noticias por primera vez.

El novio de la niña o la novia del niño, es un ser extraño, opaco mil veces, que entiende nada, con el que, aunque educado, es inútil hablar y del que siempre es sencillo desconfiar. Solo se acepta el matrimonio porque la familia se ve obligada a aceptar.

En este marco difícil, las ceremonias nupciales tienen un inmenso valor. Para cada parte de la familia, “la que vale”, curiosamente, es la ceremonia correspondiente a la cultura del otro, la que, se piensa, le compromete a él o a ella, en matrimonio

Si ella es católica y el budista, para la familia de ella la ceremonia importante es la que se celebra, en sánscrito, en presencia de los nueve monjes y, para la del novio, la que se celebra en la iglesia católica, en una liturgia y en un idioma que, en esa la familia, por supuesto, nadie entiende.

Para ambas familias es extremadamente importante, por cuanto significan, la celebración de las dos ceremonias, las dos celebraciones y, para los novios, estoy absolutamente seguro, la doble Gracia del Cielo que reciben gracias en sus dos bodas, es ayuda importante para luego, cuando ya sí importen las diferencias en el gusto por las comidas, el idioma en que se reza o la forma de ver la vida.

Cuando tengo la oportunidad de asistir a una boda mixta, me ocurre como a las familias de los contrayentes, deseo sobre todo, si puedo hacerlo, ir a la que se celebra en el país “del otro”, para ver, es una forma de decir, que "el mío" o "la mía" tienen una esposa o un marido que, efectivamente, en su corazón, de verdad se han casado.

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