miércoles, 11 de marzo de 2009

239. LOS SINDICATOS TRABAJAN PARA SOLUCIONAR LA CRISIS



Para empezar, diré que no tengo ninguna duda sobre la contribución positiva que los sindicatos han hecho a lo largo de su historia y especialmente durante la segunda mitad del siglo XX al desarrollo de la economía y de la sociedad.

Sin embargo, en los prósperos comienzos del siglo XXI y especialmente en los muy duros momentos que actualmente estamos comenzando a vivir, creo que, al menos en España, los dos grandes sindicatos, el socialista UGT y el que parece vuelve a ser comunista CCOO, al igual que tantas instituciones del pasado, se han anclado en el ayer y corren el riesgo, por hacerlo así, de perder prestigio en la sociedad y encontrar el camino para desaparecer.

Solo quien no tiene futuro afronta los problemas del presente con los métodos del ayer y, lamentablemente, a eso parece que se inclinan los líderes que controlan el sindicalismo español.

Los sindicatos, con una afiliación que no alcanza el 10% de los trabajadores, que carecen de presencia en las pequeñas empresas, que desconocen el trabajo autónomo que se financian del presupuesto del estado, en lugar de reflexionar sobre el cómo contribuir a solucionar la depresión económica y trabajar en ello, se preparan para profundizar la crisis mediante la generación de tensiones y, sobre todo, para incrementar la tensión social.

La gran contribución sindical a la solución de la crisis parece que va a ser, en el corto plazo, cargar las culpas de cuanto ocurre en el mundo sobre todos los cielos e infiernos, multiplicar protestas, organizar manifestaciones y hasta una huelga general para, según parece, conseguir que “otros” que no son ellos, mantengan dentro de las empresas y de las administraciones a empleados que no tienen trabajo que hacer y que, además, se contrate a más personas para que hagan nada.

Los sindicatos tienen claro que, para defender y crear mas empleo, hay que mantener, a toda costa, las trabas y los costes que hacen del empleo en España uno de los caros de Europa.

Los sindicatos, en pro de la solución del desempleo creciente, olvidando que las administraciones autonómicas y locales no tienen dinero para pagar a sus acreedores, van a pretender que sean estas las que incorporen personal a sus plantillas y que, por supuesto, con el incremento de personal que puedan conseguir, se aumente el número de sindicalistas liberados para trabajar en los sindicatos.

Los sindicatos, para mal de todos, también para ellos, se pueden encontrar, a muy corto plazo con falta de dinero para pagar las nóminas de sus funcionarios y no parecen haber pensado en reducir gastos, en contribuir a mantener la eficiencia de las administraciones públicas y de las empresas renunciando, aunque solo sea temporalmente, a horas sindicales.

Los sindicatos parecen creer, como era en el pasado, que el empresario español necesariamente tiene que emplear más gente en España, que la protección del empleador tiene que ser, como era en la casi olvidada dictadura, la más fuerte de Europa y que la financiación de los sindicatos, como cuando eran verticales, es obligación del gobierno con el dinero público que pagamos todos.

Lástima.

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