El día 6 de febrero de 2008, Doña Olga Roig de Villa – Gómez ha dejado su cuerpo en La Paz y ha volado al Cielo en busca de Guido, su marido y de Edmundo, fruto digno de su gran amor.
Hoy, al conocer la noticia, mi cabeza se ha llenado de sus múltiples presencias y mi corazón llora, sin posible consuelo la gran pérdida.
Agitado del todo, recuerdo un precioso poema, escrito para ella por su esposo Guido Villa – Gómez Loma y me atrevo, en homenaje a los dos y muestra de mi admirado afecto, a reproducirlo entero:
Tus ojos
Tus ojos – áureas gotas derretidas
En los crisoles mágicos del sueño –
Me fingen sus miradas...Y me adueño
de ilusiones galantes y atrevidas.
Te miro. Pero están como dormidas
las luces de tus ojos. Y me empeño
por descubrir el misterioso ensueño
de tus hondas pupilas abstraídas.
Tus ojos, en su fuga alucinada,
¿retornan al paisaje del recuerdo
o avanzan sobre el tiempo no venido?
Presiento lo que mira tu mirada:
Mira mi sombra... Y ve que ya me pierdo
En los bosques nocturnos del olvido
Doña Olga Roig de Villa - Gómez, mujer capaz, culta y hermosa, esposa entregada, madre única y amiga fiel, ha sido y será siempre para mí y para los míos la mamá querida de mi familia boliviana.
Desde aquí expreso al mundo el dolor que hoy todos los suyos compartimos
2 comentarios:
Hermoso poema que no conocía! En su día, un regalo para mi abuelita de mi abuelo Guido y hoy un hermoso detalle tuyo querido Jose Luis, por permitirnos compartir de esta manera este honrrado homenaje. Muchas gracias! Bernarda
Aunque tarde me uno al sentimiento que la señora Olga Villagomez dejó entre sus hijos y familiares, pues pude compartir y en mis recuerdos aún comparto, el calor humano que ellos siempre irradiaron. Esa irradiación no es finita, permanece propagándose siempre y cuando uno la toca con el recuerdo constata que sigue irradiando con la misma intensidad.
Augusto Abello Rovai
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