miércoles, 19 de septiembre de 2007

93. EL SENADO DE LA VILLA

Mi amigo Joaquín, alma y motor de la asociación que aglutina a las personas mayores de Torrelodones, me dice que tiene el propósito de crear el Senado de la Villa.

Una vez más, me he sentido impresionado por la ilusión, creatividad y capacidad para hacer realidad las ideas, de Joaquín y, ante la sugerencia que me hace para que aporte alguna idea sobre el tema, me he obligado pensar y a redactar estas líneas.


Inicialmente pienso que:

El Consejo de Ancianos puede plantearse como un grupo de opinión o como un medio para conseguir objetivos o hacer presión.

Puede enfocarse para beneficio de los mayores o de sus dirigentes y puede también enfocarse para el incremento del bienestar de la sociedad local, regional e incluso mundial.

Sobre sus miembros, muchos o pocos, hemos de pensar que:

La edad hace más fuertes e intensas las cualidades y los defectos de las personas y entre los mayores hay muchos que son buenas o muy buenas gentes, pero no escasean quienes han acumulado enormes sacos de egoísmo, envidia, resentimiento y maldad.

El acervo de conocimientos existente entre los mayores puede ser extraordinario, pero puede estar obsoleto y, de lo que se puede llamar “experiencia de la vida”, en algunas personas se acumulan enormes tesoros, pero en no pocos casos se reduce a haber visto pasar, sin pensar ni participar en demasía, los hechos que se producen en un año, repetidos una y otra vez, a lo largo de todos sus años.

La generosidad, la comprensión de los demás y el amor al próximo conviven con no disimulados egoísmos, avaricia, desamor y el hacer la vida amarga a los demás.

Prudencia, equidad y paciencia se hermanan con locura, iniquidad y agobiante impaciencia.

En relación con el proyecto, mi amigo Joaquín y quienes le van a ayudar, han de contar con:

Mucho tiempo de reflexión para desarrollar el proyecto.

Presiones directas de personas y grupos que lo van a percibir como una amenaza o una oportunidad y que, por ello, en el primer caso van a atacar y en el segundo a tratar de reorientar todo cuanto puedan.

Dificultades de todo tipo para incorporar a miembros valiosos y minimizar los efectos de la actuación de personas que, por unas u otras razones son peligros potenciales para el éxito de la institución.

Y, en conclusión, vistas estas cosas, que son solamente el comienzo de una reflexión, me pregunto ¿Vale la pena avanzar?

Mi repuesta es, sin dudarlo un momento, sí, Joaquín ha detectado una inmensa oportunidad y, como es un hombre extraordinario, para los mayores, para el pueblo, para todos, va a afrontar el desafío y va a triunfar.

En todo cuanto pueda, pienso colaborar.

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