jueves, 27 de septiembre de 2007

98. EL HOMBRE ES FUEGO, LA MUJER ESTOPA, LLEGA EL DIABLO Y SOPLA

Dicen que en España el 75% de los matrimonios termina en divorcio. Probablemente es verdad. Convivir no es fácil, los tiempos malos existen, la enfermedad es real, la belleza se atenúa, el cuerpo engorda y el amor es flor delicada que hay que cuidar. La sociedad no invita al esfuerzo y la idea que late en el ambiente es que la promesa matrimonial solo obliga hasta que uno se quiera divorciar. Al pensar sobre el tema, medio en broma medio en serio, se me ocurren un par de ideas que escribo para sonreír y reflexionar. Hoy gran parte de la estabilidad de las relaciones entre las parejas se asienta sobre todo en el disfrute rápido, sin complicaciones, del ocio, la satisfacción sexual, la mutua compañía y la convicción de que si algo no va, siempre es posible encontrar, si se pone empeño, otra pareja mejor o al menos similar. Claro que si hay muchísima suerte, el vinculo inicial puede asentarse, ¡ Dios lo quiera !, y durar. En este marco, el ámbito laboral se convierte en un amplio y bien nutrido de oportunidades, en un magnífico coto de caza. El continuo pasar de muchos hombres frente a muchas mujeres y a muchas mujeres frente a hombres, parte de todos los sexos y con no mucho seso, luciendo sus galas y vestidos de pretender y con ganas de cazar, hacen de las calles, los lugares de ocio y hasta de los transportes, cotos propicios con oportunidades que para quien las quiera aprovechar. Las empresas, antes terreno muy peligroso por ser lugares prohibidos, vedados de caza, hoy son paraíso de cazadores. En las empresas, en las tiendas y en muchos lugares de trabajo, las personas están juntas y casi revueltas horas y horas.
Hombres y mujeres, en espacios pequeños, con ventilación medida, olores de perfumes caros, colores vivos, trajes que resaltan presencias, hacen puestos propicios al contacto los despachos, las salas y hasta los baños comunes. Todo favorece ambientes propiacios para el trabajo intenso, poca tranquilidad, muchos sustos, prisas y ansias de triunfo con recompensas valiosas y hermosos trofeos. Las personas por la mañana llegan dispuestas a trabajar.
Vienen con el pelo arreglado, los pantalones planchados, las corbatas regaladas, las blusas limpias, el busto colocado. Todas muy cargadas de hormonas sueltas, listas para competir para conseguir objetivos y resultados y, de paso, si se puede, cazar a alguien que también necesite de alguien para pasar el rato y hasta, a veces, muy largos ratos. Probablemente, si antes era verdad el viejo refrán que dice “el hombre es fuego, la mujer estopa , viene el diablo y sopla”, hoy como ya está claro que no hay diablo, hemos arreglado las cosas para que no haga falta que venga alguien a soplar.
Con todo, creo que en el fondo todo sigue siendo como siempre o casi igual, el hombre es fuego, la mujer estopa y los dos soplan, se necesitan los dos para ser estar completos y, sobre todo, amar.

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante dicho, José Luis.

No obstante, te recuerdo que también hay otro que empieza por "Donde tengas la olla..." :-)