Una gran preocupación y motivo principal para no avanzar o perder oportunidades, es el no saber quien es, donde está y como llegar a la persona que puede estar interesada en la idea, el producto, el servicio o el proyecto que tenemos en las manos.
La realidad, por el contrario, es que si la idea o el proyecto es lo suficientemente sólido, encontrar al interlocutor es relativamente sencillo. Bastan normalmente cinco contactos.
Si se piensa bien en la persona con la que puedes hablar del tema para podérselo explicar tanto como sea preciso y se le pide un primer contacto con alguien que sepa quien es o como llegar a la persona adecuada.
Del segundo contacto se pasa al tercero y rara vez es necesario llegar al quinto para estar en presencia física o, al menos, telefónica, con el interlocutor final.
Hay un axioma: Llegar a cualquier persona en cualquier parte del mundo requiere no más de siete contactos.
He comprobado el aserto para cuanto he necesitado, desde pedir informes en Argentina sobre un candidato para un puesto de gerente de contabilidad en Valencia, buscar materiales de construcción en Chile, localizar expertos en software en Inglaterra o conocer a políticos de la República del Congo. Funciona y normalmente se tienen buenos resultados.
En todo caso, el factor que limita o estimula el uso del sistema es el disponer de un número, lo más amplio posible, de contactos directos. Por ello es imprescindible construir una buena red de relaciones personales, cuidarlas, y estar siempre dispuesto a ser un buen apoyo para quien te pide algo. Si lo haces es seguro que llegas al final, si no lo haces lo más probable es que no logres mover ni al primer contacto.
Otra cosa, Internet puede ser una ayuda, pero para llegar a alguien, aunque sepas quien es y donde está, si no le conoces personalmente, es mucho mejor el sistema de los contactos que perder el tiempo navegando por la red.
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