lunes, 23 de abril de 2007

38. MIEDO


Una tarde de invierno, al llegar a casa abrí el garaje con la llave, esperé a que se cerrara la puerta y aparqué en mi plaza.

De repente, mientras cerraba el coche se encendieron las luces, busqué en mi cintura el revolver, que no llevaba, me sentí perdido y, sin dudarlo un instante, me tiré debajo del mercedes blanco que estaba al lado.

Estaba aterrado, me habían cazado. Dejé pasar un rato, no sucedía nada. Me asomé un poco y vi llegar al conserje preguntando qué me pasaba.

Cuando subí a casa, manchado del todo, mi mujer al verme tan sucio empezó a decirme algo, pero cuando me vio la cara, se echó en mis brazos, me apretó mucho y no dijo nada.

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